El programa de “Las Mañanitas a la Virgen” en Azteca fue conducido por Luz Elena González y el padre José de Jesús Aguilar, quienes resaltaron que, como cada 12 de diciembre, los mexicanos se unieron en un sentimiento de fe, esperanza y amor.
A través de un comunicado de prensa, Azteca detalló que “la transmisión que se hizo (previo al festejo eclesiástico que comienza justo a la medianoche) se vivió entre mensajes de unión, reflexión y profunda devoción a la Morenita del Tepeyac, en un ambiente lleno de luz y gratitud”.
Los números musicales
Acompañados por el Mariachi Fiesta de México, reconocido por su calidez y su impecable ejecución, diversos artistas se unieron para interpretar temas dedicados a la Virgen y a la fe guadalupana. Solo Germán Montero participó con banda sinaloense, dando un toque especial a su presentación.
Los musicales de la noche fueron:
- Tatiana – Virgen de Guadalupe
- Denisse de Kalafe – Señora Señora Señora
- Priscila y su hija Sara Ángel – La Virgen
- Germán Montero – María (única participación con banda)
- Nacho Cano y el coro de Malinche – El Bautismo
- Esmeralda Ugalde – Buenos Días, Paloma Blanca
- Carolina Ross – Aleluya (Hallelujah)
- Viviann Baeza – Morenita Mía (tema inédito del año)
En el comunicado de Azteca se resaltó el número final, que requirió la participación de todos los cantantes.
“Como ya es tradición, al cierre de la noche todos los intérpretes se reunieron para cantar juntos Las Mañanitas a la Virgen, creando uno de los momentos más emotivos y esperados por los fieles”
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Un regalo de amor
Con la música, las voces y la fe de todo un país reunidas, esta velada —bajo la producción de Mónica Alcaraz (Venga la alegría Fin de semana)— reafirmó la profunda conexión espiritual que los mexicanos sentimos por la Virgen de Guadalupe.
En cada nota, en cada palabra y en cada mirada emocionada, México volvió a rendirse ante su Madre Morena, agradeciendo, pidiendo y celebrando.
Esta noche, los mexicanos reafirmamos nuestra fe, nuestra esperanza y ese lazo indestructible que nos une bajo el manto de la Virgen. Una velada que, como cada año, nos recuerda que nunca caminamos solos: la Morenita del Tepeyac siempre va con nosotros.