En Fort Collins, Colorado, habitantes comenzaron a descubrir conejos cola de algodón que parecían sacados de una serie postapocalíptica: presentaban verrugas oscuras y filamentos que asemejaban cuernos o tentáculos.
El fenómeno, viralizado en redes, desató una ola de preocupación… hasta que expertos confirmaron que no se trata de una mutación mortal, sino de una infección por el virus del papiloma de Shope, algo común en conejos, especialmente durante el verano.
De terror viral... al alivio científico
El Servicio de Parques y Vida Silvestre de Colorado ha recibido múltiples reportes de conejos con estos tentáculos. Aunque visualmente impactantes (algunas personas lo describen como conejos zombies o demoníacos), las lesiones son benignas.
El virus se transmite mediante insectos como garrapatas y mosquitos, y afecta únicamente a conejos, sin riesgo para humanos, perros u otras especies. La mayoría de los conejos infectados se recuperan naturalmente.
De la leyenda a la ciencia: el origen del mito “jackalope”
El fenómeno de conejos con cuernos o tentáculos no es ningún invento moderno. El descubrimiento del virus en los años 30 inspiró la leyenda del jackalope, un conejo mitológico cornudo del folclore norteamericano. Además, el estudio de este virus fue clave para entender cómo los virus pueden causar cáncer, contribuyendo al desarrollo de modelos científicos relacionados con el VPH humano.
Estos conejos no son monstruos, solo portadores de un virus que, aunque es espeluznante en apariencia, no es peligroso y no debe ser motivo de alarma.