El telón vuelve a levantarse para Mauricio Herrera, un hombre que ha hecho del teatro, la televisión y el cine no sólo una carrera, sino una forma de respirar. A sus 91 años, el actor celebra siete décadas de trayectoria artística y, lejos de considerar el retiro, confirma que su lugar está —y seguirá estando— en los escenarios.
El pasado 3 de septiembre, Mauricio Herrera regresó al Teatro Rafael Solana con la puesta en escena Aquí entre dos, un proyecto entrañable escrito por su hijo Alejandro. La obra, que permanecerá en cartelera hasta el 26 de noviembre de 2025, es una especie de espejo íntimo: un recorrido por la vida del actor, desde su infancia hasta el presente, donde se cruzan recuerdos, confesiones, anécdotas y fragmentos de Con cierto miedo, espectáculo que ha acompañado al histrión durante años.
“Aquí entre dos es una travesía de los 91 años que tengo, de todo lo que he vivido desde que tengo uso de razón hasta la actualidad. Hablaré de todo lo que me ha sucedido y de lo que ha ocurrido a mi alrededor, que es muy importante. En realidad es una entrevista que me hace mi hijo Alejandro, él me va llevando por ese camino a través de los años que he convivido en este maravilloso mundo”, compartió Mauricio en entrevista con TVyNovelas.
El escenario ha sido su segunda casa, un espacio que, según él, jamás ha podido abandonar. “Yo no puedo dejar la actuación, eso es imposible, nací en el teatro, tengo 70 años haciéndolo, y para mí es un placer muy grande seguir entreteniendo al público. He estado más de 20 mil horas parado a un escenario, entonces no me canso, el trabajo me da energía”.
Su voz se enciende al hablar del teatro como si fuera la primera vez.
“Es muy emocionante hacer teatro, una experiencia que todo actor debe asumir para formarse, es una emoción que no tiene precio”.
En contraste con tantos personajes del espectáculo, Herrera presume una vida serena. “Afortunadamente he llevado una vida sin escándalos, tranquila, me he casado dos veces, tengo tres hijos y cuatro nietos”, afirma con la serenidad de quien ha aprendido a transitar la vida sin prisa.
Su primer matrimonio fue con la actriz Julieta Bracho, a quien aún describe con un cariño entrañable: “Un ser maravilloso que sigo queriendo muchísimo, la admiro, es un gran ser humano, la mamá de Alejandro y de Claudio, pero nos separamos porque nuestros caminos sufrieron una bifurcación que ni sabemos por qué, pero nos apartamos y cada quien empezó una vida diferente”.
¿Cómo está de salud?
Aunque admite que un problema en el pie lo obliga a usar andadera o silla de ruedas en trayectos largos, su entusiasmo no conoce límites. “Me operaron la columna y me desgraciaron el tobillo, entonces me ha costado mucho trabajo, necesito andadera, o si voy a lugares lejanos me traslado en silla de ruedas porque me cansa mucho andar con el pie lastimado, pero fuera de eso, tengo una salud espléndida, me siento muy bien, completamente feliz de poder hacer teatro otra vez, de poder estar junto al público, de poder sentir esa emoción, de que la gente se divierta con tu trabajo”.
Setenta años después de su primer aplauso, Mauricio Herrera conserva la pasión intacta. Su secreto, quizá, ha sido no traicionar nunca la esencia del teatro: el contacto vivo con el público. Esa comunión lo mantiene joven, con la certeza de que su historia aún no ha llegado al epílogo. “Es imposible retirarme, mientras tenga voz y corazón, seguiré en el escenario”.