Lupillo Rivera es una de las figuras más representativas de la música regional mexicana.
Su sólida carrera inició en la década de los noventa y se ha mantenido hasta hoy, con su característica voz potente y un estilo de fiesta y borrachera inconfundible. Lupillo Rivera ha sumado discos de oro y platino, además de una base de fans que lo ha acompañado incluso en realities, celebrando su autenticidad y carácter frontal, lo cual lo ha convertido en una figura mediática que trasciende la música.
Recientemente, publicó su primer libro: Tragos amargos, título que retoma de su éxito homónimo que lo catapultó a la fama. La obra representa un repaso íntimo por su vida, sus batallas personales y su visión de la industria.
En sus páginas, Lupillo no sólo habla de música y fama, también de los retos familiares, las pérdidas y las lecciones que lo han marcado. Este libro se ha convertido en un testimonio de resiliencia y honestidad, al abordar temas tan directos como su noviazgo con Belinda. En entrevista con TVyNovelas, El toro del corrido abrió su corazón.
En tu libro hablas de Mayeli...
Sí, ella estuvo conmigo siempre, era raro que fallara en fechas (importantes) o de promociones; alguna vez no fue y ahí es donde supe que tenía que aguantar ese dolor, desde ese momento acepté que tenía que enfrentar solo mi vida. Varios familiares no lo comprendieron, pero me apoyaron las personas que tenían que apoyarme.
Hay un capítulo que se llama El niño de los botes, no imaginé que tuvieras una infancia tan dura...
Mi hijo Rey leyó el capítulo y me lo encontré llorando, le pregunté: “¿qué tienes?” Y dijo: “no sabes lo bendecido que soy de tener un papá como tú”.
¿Conocían tu historia?
No, nunca había platicado algo así con mis hijos, a ellos les decía que agradecieran y disfrutaran lo que tienen, conforme crecían iban diciendo que sufrían mucho y yo les decía: “sufres cuando tienes que comer de un tambo de basura o cuando tienes sed y te tomas el último trago de una soda, de una lata vacía, porque tienes cinco, seis, siete años y te estás deshidratando del calor. Eso es sufrir”. Nunca les dije que yo era ese niño.
¿Hay más revelaciones que pudieran cambiar la percepción de alguien cercano?
Seguro con el tiempo habrá declaraciones que digan: “Yo no sabía que mi hermano se sentía de esta manera por este acto que hice”. Nunca fue mi intención lastimar y herir a nadie. En todos los capítulos me expreso con mucho respeto y cariño. Después de divorciados tantos años, nos comunicamos con mucho amor.
No te cansas de honrar a tus padres, ¿Has tomado terapia para perdonar?
El temor de Dios es importante, honrar y proteger a los padres es el trabajo de los hijos, no importa cómo sean, quiénes sean, esos son los padres que te tocaron y tu trabajo como hijo en la tierra es honrarlos y protegerlos al cien por ciento, hagan lo que hagan.
¿Hasta cederles el catálogo de todas sus canciones?
Yo no le pelearía ninguna canción a mi papá, al final me puedo meter al estudio y grabar todo el catálogo, y regrabarlo de nuevo. Sin problema puedo comenzar de cero y dar mi música a mis hijos.
¿Cómo funcionó la depresión en la cabeza de Lupillo Rivera?
Siempre que la paso mal, me acuerdo del niño de los botes, así que todo pasa. Como un toro, me crezco al castigo.
Respecto al capítulo de Belinda, ¿sientes esa injusticia hacia los hombres que, de alguna manera, están obligados a no tener memoria?
A todas las mujeres de mi vida las he tratado con mucho cariño, respeto y he hablado maravillas de ellas. Aunque hayan tenido sus errores, trato de mantenerlas en un pedestal siempre, de mantener lo bonito y poder decir que mi tiempo con ellas fue lindo y que, aunque acabó, tuve esa oportunidad.
¿Tienes memoria?
Sí, mi memoria es bonita, la de un caballero real, que recuerda con cariño lo que vivió con esa persona y punto.
¿Puede que le haya asustado a Belinda que fueras un hombre hecho y derecho?
Yo creo que soy un ángel, pero, a la hora de proteger a la mujer, soy un toro bragado.
Cuando se tiene una relación con Lupillo Rivera, ¿hay un antes y un después?
Sí, me han dicho.