El estado de salud del actor Leonardo García, hijo del fallecido icono de telenovelas Andrés García, volvió a estar en el ojo público luego de que su amigo Roberto Palazuelos confirmara que sufrió una recaída en su lucha contra el alcoholismo y las adicciones, aunque ya avanza con firmeza en su recuperación.
La recaída y el camino de regreso
Durante una entrevista con medios, Palazuelos explicó que García, de 52 años, había logrado mantenerse sobrio por aproximadamente siete meses, pero cayó nuevamente en la adicción. Sin embargo, ahora lleva cerca de 60 días de abstinencia, recalcando que la recuperación es un proceso largo y lleno de altibajos.
“Es una enfermedad, y eso le puede pasar a cualquiera. Entonces, recayó, sí, recayó, pero otra vez ya está bien”, afirmó Palazuelos frente a cámaras.
Y añadió: “Recayó, pero otra vez está bien; ya vamos como para 60 días (que está) otra vez bien.”
Una amistad más allá de lo profesional
La cercanía entre ambos actores va más allá del espectáculo: crecieron juntos en la Colonia Del Valle y el padre de Palazuelos fue padrino de nacimiento de Leonardo. Cuando falleció Andrés García, Palazuelos se convirtió en referente emocional y legal para la familia.
“Más que mi amigo, es como mi hermano… siempre estaré con él, en los momentos buenos y malos. Tengo mucha fe de que la va a acabar librando”, expresó el llamado “Diamante negro”.
Las declaraciones de Palazuelos generaron debate: ¿fue un acto de apoyo o una exposición innecesaria?
En el programa de Primera mano, los condutores criticaron la decisión de ventilar un tema tan íntimo, señalando que Leonardo no suele permitir que se hable de sus adicciones.
Sugirieron que tal vez este tipo de intervención pública busca que Leonardo “tocar fondo y reaccionar”.
Resiliencia, duelo y búsqueda de sanación
En marzo, Leonardo reconoció públicamente que la muerte de su padre, sumada al conflicto por el desalojo de su departamento, lo sumieron en una profunda depresión. Fue entonces cuando buscó ayuda profesional por iniciativa propia e ingresó a una clínica de rehabilitación por seis meses.
Esta recaída no pinta un retroceso, sino un nuevo llamado de atención en su batalla diaria por la sobriedad.