Jessi Uribe se ha consolidado como uno de los grandes exponentes musicales colombianos y cuenta con el cariño de millones, quienes respaldan su voz y su talento.
Su voz potente, autenticidad y estilo lo han puesto en un lugar privilegiado con Dulce pecado, posicionándolo como un referente del género gracias a su carisma en el escenario y su capacidad para conectar con el público a través de letras honestas y emotivas que ha creado develando su historia.
En exclusiva, Jessi Uribe abrió su corazón en TVyNovelas El Pódcast y detalló cómo es que trasciende fronteras y la historia de cómo se entregó a una sola mujer.
¿Cómo surge tu amor por México? Desde niño, toda mi vida he cantado rancheras, mi papá es cantante de mariachi todavía, tiene 54 años, entonces toda mi infancia fue así. Mi papá se separó de mi mamá y yo salí a trabajar a los 15 años de mariachi, no sé hacer otra cosa más que cantar, siempre quise ser cantante.
¿Qué música mexicana escuchabas? Crecí con Vicente Fernández, Antonio Aguilar, Cornelio Reyna, me encanta Joan Sebastian, Pedro Infante, Javier Solís, Marco Antonio Solís.
¿Cuándo comenzaste a escribir? Comencé a escribir por Joan, o sea, yo soñaba con escribir, hasta que comencé y pude, Dios me dio la bendición de poder escribir y hoy en día hay artistas que me han grabado, a veces ni me las creo, por ejemplo Christian Nodal me grabó dos canciones, Alejandro Fernández también el año pasado, han ganado Grammys, y en Colombia me han graba- do Pipe Bueno, Paola Jara, mi esposa, y pues yo de Joan Sebastián aprendí demasiadas cosas.
¿Eres hijo único? No, tengo una hermana y un hermanito.
¿Cómo fue ser un niño mariachi? Es duro, porque en ese momento uno piensa que es difícil, yo tenía 15 años, iba a cumplir 16, salía del colegio y me iba a cantar, lo disfruté muchísimo, cuando me colocaba un traje de mariachi yo me sentía Batman. Una locura...
Sí, era una cosa de locos, me gustaba demasiado subirme a las Vans a dar serenatas por toda la ciudad, eso se me volvió una pasión, pues me gustaba demasiado y amo eso.
¿Cuál era la canción que tú decías: “Por favor que pidan esta”? Mujeres divinas, Acá entre nos, Hoy me reclamaron por venir a verte... esas me hacen ser muy feliz. En Colombia no dejan de escucharse a Vicente Fernández, Antonio Aguilar, José Alfredo, Javier Solís.
¿Por qué le gusta tanto a Colombia lo mexicano? Amamos mucho México desde esa telenovela preciosa que nos marcó musicalmente, se llamaba La hija del mariachi. Puede que suene egocéntrico, pero a mí me gusta como yo canto, yo mismo me escucho y me gusta.
¿Esa pasión está en tu música? Yo lloro escuchándome, no sé, me gusta mucho. Todo el mundo ama la música mexicana.
¿Cómo sale tu primera canción? Todos saben en Colombia mi historia, yo cometí un error y llegué a la casa pidiendo perdón, diciendo: “No quiero perder a mi hija, perdóname, perdóname”. Rogando, rogando. Yo soy muy amigo de Joss Favela, de Espinoza y me dicen que tuve que pasar por eso para poder escribir mi primera canción. Esa canción me la grabó Cañaveral hace poco en cumbia.
¿Te ha gustado ser el incorrecto? Pues no que me haya gustado, pero me tocó. Entonces lo disfruto también. La vida me puso en ese momento de que, obvio, estaba en una relación y me enamoré, me pasó porque, la que hoy es mi esposa, me traía loco, loco, loco.
¿Cómo has llevado el amor? Pues las relaciones que comienzan así son sexuales al 100% y uno disfruta y ya espera el momento, o sea de que pasan, terminaron, no siguieron, se acabó la relación, uno entra ya sexualmente activo, que es lo que a uno le gusta, pero luego ya maduran. Y en mi anterior relación yo era un muchacho de 19, 20 años, ella una mujer que me llevaba 11 años.
¿Qué es lo más tóxico que hiciste en esa relación? He cambiado mucho, pero yo sí era de los que revisaba el celular, de videollamadas, tipo de buscar en Google Maps, “¿Dónde estás?”, y videollamada.
Ahora, ¿cómo vives el amor? Cambió con tu ahora esposa... Mi mujer es guapérrima y yo grabé con ella, siempre hablamos de usted. Yo grabé con ella una canción, comenzamos a hacer promoción y pues yo llegaba a la casa con mis hijos, tengo cuatro, y me encanta estar con ellos, llevo una relación muy sana con ellos y con la mamá. Yo llegaba a la casa y era como: me gusta estar con ella, no teníamos nada, pero me gustaba compartir, yo le decía: “Vamos a tomar un café”, ella me decía que no y la comencé a extrañar.
¿Cómo te dijo que sí Paola? Nunca le vi un motivo de que le gustara. Yo era bien maluquito, gordo, peluquín rojo, feo, yo era feísimo. No es que ahorita ya no lo esté, pero era más feo. Y yo sabía que yo no le gustaba para nada. Y un día le dije: “Sólo te voy a pedir una cosa, dame un besito, un besito rápido”. Ella me dijo que si estaba loco, le escribí una canción y nos casamos.
 
    
     
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
