Su cambio físico y emocional la ha convertido en referente de inspiración; ahora regresa a las telenovelas y nos cuenta todo el proceso de aceptación por el que ha pasado.
Estefanía Villarreal, quien alguna vez conquistó a millones como la entrañable Celina Ferrer en Rebelde, sabe bien lo que significa vivir un cambio profundo, no sólo en el cuerpo, sino en el alma.
Hoy, está de vuelta en las telenovelas después de siete años de ausencia, primero tuvo una participación especial en Monteverde, a lado de Gabriel Soto y África Zavala.
“HUBO MUCHO TRABAJO TERAPEÚTICO”
Ahora graba Doménica Montero, la nueva producción de Televisa que llegará a la pantalla en enero de 2026. En esta historia compartirá créditos con su amiga Angelique Boyer, a quien conoció en los foros del fenómeno juvenil que produjo Pedro Damián hace ya más de dos décadas. El destino las vuelve a reunir, ahora con la madurez de los años y con una complicidad forjada dentro y fuera de las cámaras. Estefanía interpretará a la mejor amiga de Doménica, la heroína de este melodrama moderno inspirado en La Dueña.
Nacida en Monterrey, Nuevo León, el 11 de marzo de 1987, la intérprete descubrió en la actuación una vocación temprana. Primero apareció como extra en Carita de ángel en el año 2000, pero fue en 2004 cuando su vida cambió para siempre: Rebelde le abrió las puertas del éxito televisivo. Su personaje, Celina, se ganó el cariño del público por su ternura y por representar a una adolescente distinta a los cánones de belleza que imperaban en la pantalla chica.
Sin embargo, lo que en apariencia era una celebración de diversidad, en la práctica la llevó a vivir momentos de dolor y cuestionamientos. Ella misma lo confesó años después: las tallas de ropa, las comparaciones y el bullying marcaron su adolescencia.
“Creo que me tocaron otros tiempos, al final fue complejo, pero no me puedo quejar, porque dentro de todo me fue muy bien en su momento, todo es aprendizaje y sin duda, los tiempos cambian, por eso hay que tomar al toro por los cuernos, agarrarlo y no dejarse afectar. En mi caso, también hubo muchísimo trabajo terapéutico, yo soy hija de terapeutas y nunca me solté, ellos no me dan terapia porque es antiético, pero al final la estructura de cuidar tu cabeza está muy marcada desde casa, entonces por medio de la educación de mis papás pude tratarme y me trato todo los días”.
“EL HATE ME CONVIRTIÓ EN ALGUIEN MUY COMPLEJO”
Ese camino de autodescubrimiento la convirtió en portavoz involuntaria de temas como la aceptación corporal y el amor propio. Su discurso, genuino y transparente, la acercó aún más a la gente que se reconoce en sus batallas.
La actriz fue víctima de críticas, de señalamientos y de la dureza de un mundo que no siempre entiende la diferencia. Pero lejos de dejarse vencer, utilizó esas experiencias como motor para reinventarse.
“En algún momento, el bullying, el hate que recibí, me convirtió en alguien muy compleja, muy difícil, alguien que no le gustaba la gente, que se sentía atacada, creo que es muy humano sentir que para qué iba a ciertos lugares si me iban a criticar, después de eso fui quitando capas para llegar a esta parte de construir mis propias ideas y poder volverme a coser y construirme desde otro lugar, desde realmente un amor propio, pero desde la cabeza, de cómo me hablaba, cómo me trataba, cómo forjaba mis relaciones interpersonales”.
Ese proceso la llevó a perder más de 40 kilos en un trayecto de una década, no de un par de meses como muchos suponen. Ella lo explica con claridad: “Para mí fue un parteaguas regresar de hacer una serie en Colombia (Ligeramente diva), yo decía que ya no quería hacer más ese personaje, ya no me gustaba, quería darle la vuelta, hacer otras cosas, entonces en ese momento comencé a ocuparme en mí, a preocuparme por mi salud tanto mental como física, o sea, ha sido un proceso, la gente cree que fueron dos meses. Yo llevo 10 años en esta lucha que es una forma de vida, un cambio de hábitos, un nuevo régimen, aprender a comer, son muchas cosas y no tener esta mala relación con la vida”.
“ME LLENA DE MUCHA ALEGRIA QUE ME DIGAN QUE POR MÍ CONOCEN EL AMOR PROPIO”
Hoy, esa transformación la ha colocado como ejemplo de disciplina, pero también como un recordatorio de que los cambios más importantes se originan desde la mente. “Cuando aprendes a ecualizarte, ahí descubres la magia que me está ocurriendo en estos momentos y eso me tiene muy contenta”.
Con una serenidad distinta, Estefanía Villarreal habla ahora desde la trinchera de la aceptación. “Yo agradezco mucho cuando me dicen que soy inspiración para muchas personas, la verdad es que a veces uno no se la termina de creer porque hay que mantenerse con los pies en la tierra y me encanta que me lo digan, lo acepto, lo agradezco muchísimo. Al final, uno sigue haciendo su camino, su carrera, para regalarle al público lo mejor de uno”.
Ese eco de sus palabras se refleja en quienes se acercan a ella con gratitud. “La verdad es que sin tener que hacer tanto alarde del tema, el mensaje ha llegado a muchos lugares y ha permeado en muchas mujeres y también en hombres. Eso me llena mucho de alegría, que me digan que por mí conocen el amor propio, entonces me parece fantástico que ya las mujeres nos digamos estas cosas porque en el pasado ni siquiera nos hablábamos, pienso que a veces se vuelve muy fría la relación, vivimos en un mundo que funciona muy rápido y se nos olvida esa parte humana que todos tenemos”.