"¿De quién es eso?”, pregunta Chespirito cuando Graciela Fernández va hacia el cajón de la cómoda que está en su recámara y saca una prenda íntima de color negro.
Esta escena es la culminación de la infidelidad de Roberto Gómez Bolaños, una anécdota que era poco conocida y que se convirtió en la mayor polémica a lo largo de los 8 capítulos que dura la bioserie “Sin querer queriendo”.
El final se ubica en 1979 durante la filmación de la película “El Chanfle”, que narra las aventuras de un aguador del equipo de futbol América que es torpe pero extremadamente honrado.
Antes de la filmación, Chespirito aún vive con su esposa Graciela aunque la situación cotidiana cada vez es más tensa y llena de reproches por llegar tarde, por faltar a las fiestas familiares, por no comer galletas de las monjas.
Para ese año, ya había sucedido la consumación de la infidelidad una noche durante la gira que hizo todo el elenco por Chile. Sin embargo, cuando regresaron de la gira, Roberto Gómez Bolaños le dice a Florinda Meza que no puede abandonar a su familia.
Tuvieron que pasar dos años para que cedieron a su deseo de estar juntos. Y eso sucedió en medio de una revelación que Graciela Fernández le hizo a Roberto con aquel brasier.
¿Por qué un brasier desencadenó la separación de Chespirito y Graciela Fernández?
Durante una de sus múltiples discusiones, Graciela le pregunta a Roberto: ¿Que cosa es más importante que nuestro aniversario de bodas?
“La gente, el trabajo”, responde Chespirito.
Graciela le dice: “Yo te voy a decir quién es más importante”.
Y ese es el momento en el que va por el brasiere que ha guardado desde que Gómez Bolaños regresó de Chile.
De acuerdo con lo que se narra en la serie, aquella noche de pasión, el brasier de Florinda Mea terminó entre las ropas de Roberto y así viajó en su maleta de regreso a México.
Graciela no lo descubrió de inmediato, porque fue su sirvienta la que desempacó la maleta. Pero días después, le contó que lo había encontrado y se lo entregó.
Graciela lo recibrió, lo metió en un cajón de la cómoda y trató de resignarse. No pudo. Y aquella noche en que Chespirito olvidó su aniversario de bodas, sacó el basier y encargó a su marido.
“Los dos sabemos perfectamente de quién es”, le dice Graciela.
Ese día, Roberto Gómez salió de la casa marital y ya no volvió más que para recoger sus cosas.