Como todo galán que se respete, Diego Klein está tejiendo su propia historia con los hilos del éxito, el trabajo arduo y también la inevitable sombra de los rumores.
Su rostro de Ken y su sonrisa que llena la pantalla hacen que robe suspiros a cada paso, en cualquier alfombra roja, evento privado o cuando trata de pasar inadvertido en su cotidianidad. Pero más allá de la apariencia, hay disciplina, formación y una convicción inquebrantable que ha llevado a Diego Klein a ser, hoy por hoy, el hombre más cotizado de México.
La televisión lo reclama, el cine lo abraza y las plataformas lo disputan. Este 2025, Diego Klein no sólo conquistó corazones ficticios en la pantalla, también arrasó con la conversación mediática: fue protagonista de la nueva versión de Mirada de mujer al lado de Angélica Rivera, rompió el corazón de Livia Brito en Amanecer, se adentró en la piel de un personaje complejo en la película Madres con Angelique Boyer y Bárbara de Regil, estrenó la cinta Loco por ella al lado de Minnie West y cerró el año grabando la serie Señoras mal para Sony. Imparable es poco.
Su nombre ya no es promesa: es realidad. Diego Franco Klein, nacido el 8 de septiembre de 1988 en la Ciudad de México, hijo de un escritor y una pintora, se formó en España, en la Escuela de Teatro Cristina Rota, donde se curtió en escenarios que no perdonan improvisaciones. Su carrera empezó en producciones internacionales como Centro Médico y Velvet colección, pero fue en México donde encontró la plataforma para brillar. Desde Los ricos también lloran, su ascenso ha sido meteórico.
La nueva versión de Mirada de mujer, rebautizada como Con esa misma mirada, no sólo marcó el regreso de Angélica Rivera, sino también el bautizo de Klein como galán consagrado. La química entre ambos se convirtió en uno de los principales atractivos de la serie.
LA HISTORIA QUE CAMBIÓ SU VIDA
El cierre de esta gran historia lo dejó con un gran sabor de boca. La producción, en su debut el pasado marzo, rompió récords de audiencia y se convirtió en la serie más vista de ViX. Para Diego, más que un éxito profesional: fue un parteaguas.
“Definitivamente ha sido de las cosas que más han impactado en mi carrera y este año en todos los sentidos. Se demostró que una historia clásica puede recontarse de una forma extraordinaria y que todavía conecta con la gente”.
Diego también se probó en el cine con Madres, una cinta que reúne a dos de las actrices más mediáticas de México: Angelique Boyer y Bárbara de Regil. “Ya éramos amigos desde hace tiempo porque soy muy cercano a Sebastián (Rulli), la verdad la quiero muchísimo. Pero nunca habíamos tenido la oportunidad de trabajar juntos. Fue increíble porque soy muy bromista, un niño travieso, y en el set todo fue divertido. Con Angie y Bárbara se creó una sincronía maravillosa, nada de egos, todo fluyó. Fue un honor compartir escena con mujeres con carreras tan impresionantes”.
Con agenda llena, Diego hizo hasta lo imposible para estar en Señoras mal, una serie que juega con la nostalgia de Niñas mal (2007). “Estoy muy feliz porque acabo de terminar las grabaciones, es producida por Sony, pero va para plataformas de streaming”, cuenta con entusiasmo. La historia sigue a un grupo de mujeres en sus treintas que se rebelan contra las etiquetas que la sociedad les impone. D
iego comparte créditos con Gonzalo García Vivanco y Alejandro de la Madrid, interpretando a un personaje que, según dice, le permitió explorar otra faceta de su masculinidad en pantalla.
TEMPLANZA ANTE LOS RUMORES
Aunque todo parece perfecto en su vida, Diego no esconde lo demandante que ha sido este momento. “Mi vida cambió desde que hice Los ricos también lloran. A partir de ahí no he parado de trabajar y todo ha funcionado muy bien. Sin embargo, el cansancio a veces me gana, mental y físico. Tengo ese deseo de descansar, pero a la vez debo aprovechar que soy afortunado teniendo una oportunidad en medio”.
La disciplina lo mantiene de pie, pero también su familia. “De pronto pienso que sí es difícil mantener los pies sobre la tierra, pero en mi caso no porque tengo una familia maravillosa. Sé que en este oficio nada es para siempre, todo es efímero, entonces no me queda más que disfrutar todo lo que pueda”.
El protagonista del año no está exento de rumores, titulares amarillistas y especulaciones que buscan opacar sus logros. Sin embargo, Klein ha demostrado una templanza admirable. No se engancha, no responde con rabia. Prefiere que su trabajo hable.
“Puede que todo esto sea efímero, pero yo quiero vivirlo con agradecimiento. Hoy estoy aquí, mañana no sé. Lo que sí sé es que no quiero perder el gozo ni el sentido del juego en lo que hago”, dice con una serenidad que sorprende en medio de tanto vértigo.