Aunque las redes sociales lo aman, el comediante prefiere no arriesgarse y cuidar su salud mental, antes de entrar al exitoso reality show
En las redes sociales, Paco de Miguel ha sabido convertirse en un alquimista del humor cotidiano. Con apenas un celular y una gran capacidad de observación, este joven comediante mexicano logra convertir la vida diaria en un espectáculo hilarante que conquista millones de pantallas.
La “mamá del internet”, como muchos lo conocen, es hoy una figura clave en el panorama del entretenimiento digital, una voz fresca y provocadora en el humor contemporáneo que, con una peluca y una ceja arqueada, ha redefinido el éxito en las redes sociales.
“A mí siempre me gustó imitar a la gente, me divertía mucho”, dijo Paco en entrevista con TVyNovelas durante el lanzamiento en México del nuevo perfume de Paris Hilton.
Mucho antes de convertirse en influencer, su vida, como él mismo afirma, era “muy normal”, se consideraba “un chavito de prepa”, con amigos, fiestas y una familia que no imaginaba que años después su cotidianidad sería una fuente inagotable de contenido.
“Estaba muy alejado de los medios, no era mi mundo”, comentó. Sin embargo, lo que parecía una infancia común escondía una habilidad singular: la capacidad de observar, interpretar y luego reproducir con precisión quirúrgica los gestos, tonos y actitudes que nos definen como sociedad.
Su primera ventana fue Vine, esa red extinta que permitía contar historias en apenas seis segundos. Tenía sólo 13 años. Luego vino la pausa, los estudios, la vida offline. Pero fue en los días enclaustrados de la pandemia cuando su creatividad estalló. En 2020, se volvió viral en las redes sociales cuando el comediante reveló su verdadera edad, luego que muchos pensarán que ya tenía cerca de 30 años, pero al mostrar su INE dejaba claro que apenas contaba con 21 años. Este mismo año, Paco de Miguel se posicionó como uno de los creadores de contenido más grandes de la plataforma de TikTok al superar los dos o más millones de visualizaciones.
Detrás del humor aparentemente sencillo de Francisco de Miguel Flores, su nombre real, hay una dedicación que pocos ven. Y es que, en una era donde las tendencias cambian con rapidez, mantenerse vigente es una batalla diaria. Ese hobby adolescente se transformó en una ocupación de tiempo completo. Sus personajes —como la inolvidable Miss Lety o la mamá exageradamente estricta pero profundamente entrañable— se convirtieron en íconos virales.
Paco no pretende convertirse en una estrella del escándalo. Aunque se le ha propuesto entrar a La casa de los famosos, él mismo descarta la idea con firmeza:
“No podría, ya hemos visto situaciones bastante feas… Yo puedo ser muy chistoso, pero no me veo conviviendo con tanta gente. Imagínate cuando algo no me parezca, estallo ahí mismo”.
La popularidad no ha sido ajena a la controversia. Sus personajes femeninos, aunque celebrados por muchos, también han sido objeto de críticas por presuntamente reforzar estereotipos de género. Algunos le han señalado por hacer mofa de mujeres sin aplicar el mismo lente cómico a los hombres.
Paco no evade el tema, pero su respuesta es más bien una reafirmación del humor como reflejo: “Hago personajes cotidianos, los que están en tu casa: la mamá, la tía, la maestra... No los invento, están ahí”. Y tal vez ese sea el corazón de su éxito: la capacidad de transformar lo común en una experiencia colectiva.
En un país donde muchas veces el humor ha sido sinónimo de burla o exclusión, Paco propone otra vía: la del espejo que, aunque distorsiona para hacer reír, no deja de reflejar con fidelidad.