Aunque a Martha Julia le llueven los pretendientes, la actriz se la piensa dos veces antes de aceptar cualquier invitación, pues ya no quiere repetir los errores del pasado que la llevaron a vivir un tormento en sus relaciones.
Soltera y radiante a sus 50 años, la actriz prefiere ser más selectiva para no llevarse una desagradable sorpresa. “Sí he querido tener novio, pero no ha llegado, creo que se trata de darme el tiempo para que llegue la persona indicada. Ya no es tener por tener, yo busco algo mucho más serio, mucho más responsable. Los años me han enseñado a ser exigente, porque una se equivoca cuando está enamorada”.
La artista dice a TVyNovelas que aunque en televisión siempre interpreta a la mujer altiva, manipuladora y villana, en la vida real es todo lo contrario: “He sido muy ingenua, lo acepto, lo afirmo y no lo niego, como dicen, y creo que por eso me he vuelto muy especial a la hora de escoger una pareja. Soy un ser humano, soy mujer, y sí caemos en errores, sí nos dejamos llevar por ciertas cosas, pero hoy he tratado de no caer en lo mismo”. Los requisitos del hombre que conquiste su corazón no son del otro mundo, y así lo refiere: “Quisiera que sea un hombre que me garantice honestidad, transparencia, fidelidad, a lo mejor da risa, pero sí busco eso, así como la entrega total”.
Si el “candidato” es unos años mayor o hasta menor que ella, no es un obstáculo si hay amor de por medio. “No hay edad, si algo me ha enseñado la vida, es que la edad es un número y nada más. No me cierro jamás, la edad no importa, todo está en la cabeza, en la responsabilidad, en lo que sientes y en la madurez”, expresa la intérprete. Y si hay un secreto de belleza que quiera compartir con nuestras lectoras para que luzcan espectaculares en el llamado quinto piso, es: “Que se quieran a sí mismas, creo que lo más importante está dentro de uno, quererte a ti y darte el valor como mujer”.
En su faceta de mamá, Martha Julia no la ha tenido fácil, ya que le ha tocado sacar adelante sola a sus hijos Richie e Isabella: “Soy la proveedora del hogar en todos los sentidos, no tengo de otra, me encanta poder hacerlo y le agradezco a Dios; ha sido difícil, es un trabajo complicado, pero ahí voy, despacio, a veces con estrés porque la gente piensa que uno vive tranquilo y feliz, pero no es así, ser mamá de dos hijos y ser la proveedora no es tan sencillo”.
Desde el 2001 no ha habido un año en el que la artista no haya trabajado, sin embargo, los gastos de la casa y la educación de sus hijos han terminado con su dinero. “A veces soy muy gastalona y muy dadivosa, me encanta tener a mis hijos felices y darles lo que pienso que en algún momento no tuve”, nos respondió al preguntarle si era buena para administrarse financieramente.
Actualmente la actriz es la villana principal de la telenovela Tierra de esperanza producción de José Alberto Castro que la vuelve a traer al horario estelar de Televisa después de su participación en La madrastra (2022). “No te imaginas la cantidad de locuras y maldades que va a hacer esta mujer en la novela, y es que desde el capítulo uno se define este personaje porque hace una locura muy grande orillada por la ambición”, asegura.
Adriana Espinoza tiene todas las características de una villana clásica, por lo que Martha Julia no puede dimensionar si es la más mala que ha encarnado en un melodrama: “Es diferente, no puedo decir que es la más mala, pero sí es muy distinta, porque cada una de las que he hecho tienen un pasado que las lleva a actuar de determinada manera, tienen un camino distinto y, por ende, un final acorde a lo que ellas mismas construyeron”.
Una de las poquísimas similitudes entre Martha Julia y su personaje es que ambas son ambiciosas, aunque la artista sí tiene límites en ese sentido. “Yo creo que he sido ambiciosa en un grado no enfermizo, pero sí hay que tener ambición en la vida para llegar a ser lo que uno quiere, aunque no al grado de una enfermedad tóxica que pueda cometer errores. En estos momentos ambiciono una vida tranquila, en paz, eso es lo más importante, con salud; mis ambiciones son ver felices a mis hijos, realizados por completo y sin necesidades económicas, emocionales ni de ningún tipo”.