“Parece que no, pero vuelves a sentir esa emoción otra vez de decir ‘una final, una gran final’”.
Hace 23 años, México vio por primera vez un reality show de encierro con cámaras 24/7, llamado ‘Big Brother’. Era 2002, y la ganadora fue Rocío Cárdenas, una joven de 26 años originaria de Monterrey. Al igual que ayer, Aldo, de la misma ciudad y con la misma edad ganó ‘La Casa de Los Famosos México’.
Una extraña coincidencia entre tantas similitudes. Tal cual estaban tomados de las manos Dalílah y Aldo, hace más de dos décadas se agarraban ‘Chío’ y ‘El Rasta’.
El programa creado por el empresario holandés John de Mol tuvo sus versiones en todo el mundo. Revolucionó el entretenimiento con su formato de convivencia en una casa y en aquel entonces era conducido por Adela Micha.
El objetivo era, según los productores, mostrar “el comportamiento humano en condiciones extremas de aislamiento y convivencia”.
Dentro de los participantes se encontraban Gabriel Pontones ‘El Doc’, Patricio Zambrano ‘Pato’, Azalia Ojeda ‘La Negra’, Diego Jasso, Paola Olivera, Carla Chávez, Eric Aurioles y Eduardo Orozco. Denise Padilla ‘La Mapacha’ fue la primera eliminada y Rocío Cárdenas la ganadora de 2.5 millones de pesos.
¿Qué pasó con ‘Chió’?
Para hablar de los reality y de cómo fue su experiencia, Cárdenas ofreció una entrevista a ‘Despierta’ conducido por Danielle Dithurbide y Eduardo Salazar y allí abundó sobre cómo vivió el encierro de ‘Big Brother’.
“Fue un fenómeno, de verdad es increíble y haberlo vivido ayer (en La Casa de Los Famosos) parece que no, pero vuelves a sentir esa emoción otra vez de decir ‘una final, una gran final’”, indicó.
Dithurbide le preguntó sobre los motivos que la llevaron a querer ser parte del experimento cuando podría ganar una buena cantidad de dinero, pero también podía perderlo todo.
“Yo cuando me gradué de la universidad, yo estudié Comercio Internacional, pero yo soñaba con trabajar en televisión. Entonces, me voy a Francia a estudiar mi maestría en Comunicación y allí vi el primer reality show en París. Se llamaba ‘Loft Story’, pero era igual de Endemol, todo exactamente igual. Y cuando lo veo dije, ‘mira, qué padre’ porque ellos tienen oportunidad de trabajar en tele, porque los iban a eliminando, pero los iban a integrando a la televisión. Yo dije ‘ojalá que algún día a mí me toque una oportunidad así. Regreso a México… y están dos chavos platicando ‘¿ya te inscribiste a ‘Big Brother’?, ¿Ya te inscribiste?”.
Rocío añadió que para intentar ingresar al proyecto había que sortear enormes filas y castings exhaustivos que incluían pruebas psicométricas.
A diferencia de la actualidad, con cámaras en todos lados grabando y todos conectados a internet, hace 23 años las cosas eran muy distintas.
“Estuvo muy cañón todo eso de los casting, pero también no había internet en la casa, entonces te ibas a un café internet a inscribirte y te respondían ‘sí nos interesa tu perfil, te vemos en Televisa Monterre’ y hacías la filota”, recordó Cárdenas.
Una vez seleccionada y al interior de la casa, la exparticipante cuenta que sí hay momentos en los que no estás consciente de que estás siendo grabada todo el tiempo “porque no te estás observando, estás viviendo el presente. Entonces cuando estás viviendo el presente inmersa al 100, de pronto sí se te olvida y es cuando vienen las emociones más fuertes y luego dices ‘no, tranquila, cálmate, respira. Sí, pasa. Fueron 106 días.
A diferencia de ‘La Casa de Los Famosos México’, a los ‘Big Brother’ nadie los conocía y estuvieron más de los 71 días que los actuales competidores.
“Eramos gente anónima, nos sacaron así, literal, de la calle. Nosotros nunca… no teníamos seguidores. No existía Instagram, nada de eso existía”, dijo Cárdenas.
Rocío no dejó pasar la oportunidad para aconsejarle a Aldo qué hacer en su reciente salida del reality y su triunfo. “(Debes hacerte de) un buen manager para que aprovechen este periodo donde llegan las oportunidades comerciales. Un buen psicólogo, sin duda. La terapia que los vaya acompañando porque luego te sientes raro”, expresó.
Y por último, al reflexionar sobre los motivos por los que las personas ven el programa y dan seguimiento a todo lo que pasa al interior del experimento, Rocío abundó:
“Yo creo que como seres humanos siempre estamos ávidos de ver a los demás. Es un poco morbo, es un poco como el chismecito que a la gente le gusta estar enterada de qué está pasando. Es un poco también verte reflejado en ese participante y te sientes identificado y de pronto dices ‘ay, mira, yo siento lo mismo, yo pienso lo mismo’. Es como encontrarte reflejado en ellos”, finalizó.