Aunque hoy disfruta del éxito gracias a los melodramas de Televisa, en el pasado, la actriz Milia Nader vivió en las sombras por un problema de sobrepeso que estuvo a punto de llevarla a los extremos más alarmantes. En entrevista con TVyNovelas, la artista de 41 años, quien está en pantalla con la producción de Salvador Mejía, Vivir de amor, nos contó lo complicado que ha sido abrirse camino en la industria del entretenimiento.
“A pesar de que he tenido amigas que son productoras, las relaciones tampoco me han funcionado, aunque ellas digan que creen en mí, siempre me ponen como excusa el perfil, sobre todo, porque yo cuando llegué aquí batallé mucho con el peso, subía y bajaba, y por eso se me cerraban las puertas. Sin embargo, he tenido unos cuantos ángeles en mi vida que me han impulsado y me han ayudado; por ejemplo, Carla Estrada, quien me regaló a Gaby en la serie de Gloria Trevi y la verdad es que fue un gran papel que disfruté muchísimo”.
“YO NO QUERÍA SER UNA ACTRIZ GORDA”
La nacida en Tampico, Tamaulipas, confesó que “cada ‘no’ y cada puerta que se cierra la valoro mucho porque sé que una más se va a abrir, por eso confío en que después de ‘La Pinky’, mi papel en Vivir de amor, se van a abrir muchísimas puertas”.
La actriz -dijo- ha sufrido toda su vida por los patrones de belleza que impone el medio: “La realidad es que desde chiquita fui gordita, por tragona, y siempre quise ser actriz, entonces mi mamá me decía que me llevaba a Televisa si bajaba de peso. Terminé la preparatoria y me fui un año de intercambio a Turquía, regresé con 100 kilos, eso pesaba cuando me dispuse a ser actriz, pero mi mamá me recomendó que debía estudiar una carrera y yo no quería ser una actriz gorda, por lo que me propuse bajar de peso para mejorar mi apariencia”.
En sus inicios, Milia se fue a Monterrey a hacer teatro. En esa época comenzó a experimentar algunos cambios en su cuerpo que le resultaron extraños: “Bajé mucho de peso y en 2007 me vine a la Ciudad de México, con 67 kilos, no era ni gorda, ni flaca, me decían que, si era gorda, sólo había personajes de comedia. Cuando escuché eso, intenté vomitar, fue como una inseguridad que casi me lleva a la bulimia. Pero gracias a Dios no pasó, entonces bajaba de peso, pero volvía a subir, así estuve como cinco años. Me ponía a dieta y ni siquiera me quería parar en Televisa…”, recordó.
Afortunadamente, eso quedó en el pasado y “maduré, aprendí a comer, y ya me he mantenido entre 52 y 55 kilos, llevando una vida saludable. Aunque el año pasado, grabando Ellas soy yo me dio anemia, hepatitis, y en diciembre me operaron de unos miomas”.
“Hacía dieta y me metía al baño a comer a escondidas”
Ver a sus compañeras como unas modelos le generó mucha presión e inseguridad: “Yo pensaba: ‘en este medio tengo que estar flaca’, y ahora pienso que eso no importa, primero es la salud, o sea, si hay que mantenerse en un peso adecuado, pero por salud. Claro que uno sufre y te entra una inseguridad inmensamente grande, nunca consigues tallas, hay estereotipos… Quizás el 90 por ciento de los que tenemos sobrepeso no somos felices, por eso tratamos de ser chistosos, nos ponemos una máscara de felicidad y queremos caerle bien a todo el mundo, nos hacemos los divertidos. En mi caso, cuando bajé de peso me volví súper solitaria y cuando era gorda tenía muchos amigos, pero la realidad es que nunca fui feliz. En mi mente siempre estaba la idea de una dieta”.
Ahora, la intérprete ha encontrado el equilibrio: “Creo que cuando te empiezas a amar como eres, todo mejora, porque yo hacía dieta y me metía al baño a comer a escondidas, es un tema que a mis 41 años estoy trabajando para soltarlo, para que no exista ese trauma en mi vida. Muchas veces me dejé llevar por la superficialidad, como que los estereotipos en México te imponen que tienes que ser flaco, ¿no ves a los protagonistas de las series?, ¡son perfectos! Y son pocos a los que con sobrepeso les dan una oportunidad…”, concluyó.