Por Mariana Mijares. Viajar a Ixtapa Zihuatanejo es descubrir que la costa guerrerense guarda mucho más que paisajes idílicos. El destino se divide en dos personalidades: la modernidad vibrante de Ixtapa con sus resorts y vida activa, y la autenticidad pintoresca de Zihuatanejo, que conserva el encanto de un pueblo pesquero. Juntos forman un lugar que invita a volver.
Playas que enamoran
La Bahía de Zihuatanejo es hogar de una de las playas más románticas de México: Playa La Ropa, distinguida por TripAdvisor entre las 10 mejores del país. Sus aguas tranquilas permiten nadar, remar en paddle board o caminar a lo largo de la costa mientras el cielo se tiñe de rosa al atardecer. Su certificación Blue Flag garantiza estándares ambientales y de calidad que hacen la experiencia aún más especial.
Otra joya es la Isla de Ixtapa, un pequeño islote que reúne cuatro playas diferentes: Cuachalalate y Varadero son perfectas para relajarse y probar pescado fresco en los restaurantes de pescadores; Coral es el sitio ideal para practicar snorkel entre arrecifes coloridos; mientras que Sacrificio, más solitaria, se comparte con venados y conejos que habitan la isla.
Quienes buscan energía vibrante encuentran en Playa El Palmar el corazón de Ixtapa, con hoteles todo incluido, deportes acuáticos y un ambiente festivo.
Para una experiencia distinta, Playa Las Gatas combina leyendas, arrecifes y una vibra relajada, mientras que Barra de Potosí enamora con su autenticidad y sus atardeceres infinitos.
Sabores que cuentan historias
La riqueza culinaria de Ixtapa Zihuatanejo se refleja en la mesa. Desde las tiritas de pescado, preparadas con limón, cebolla morada y chile criollo, hasta el pescado a la talla asado con hierbas y especias frente al mar, la gastronomía local conquista paladares con frescura y tradición.
Los jueves son sinónimo de pozole guerrerense, servido en versiones verde, blanco o rojo, acompañado de aguacate, chicharrón y, claro, un buen mezcal. Restaurantes como Sr. Taco, Teosintle, Vista Hermosa, Tanta Vida y Casa Vieja son paradas obligadas para vivir esta tradición.
Además, el destino celebra cada año el Festival Sabor a Mar, que reúne a más de 20 restaurantes y etiquetas de vino mexicano para mostrar lo mejor de la cocina local y nacional. Un escaparate que confirma el posicionamiento de Ixtapa Zihuatanejo como destino gastronómico.
Aventuras en la naturaleza
La región invita a vivir experiencias activas: desde surf, kayak y pesca deportiva hasta jet ski y velerismo. Y para quienes prefieren actividades en tierra, la ciclopista de 25 kilómetros recorre la marina, la zona hotelera y se adentra en la reserva ecológica Aztlán hasta llegar a Playa Linda. Allí, se puede conectar con el Paseo del Pescador en Zihuatanejo, creando un recorrido completo entre ambos destinos.
También puedes visitar la Reserva Ecológica Aztlán, que ofrece un trail de montaña de 6 kilómetros, perfecto para quienes buscan entrenar y retarse físicamente.
Encuentros con vida marina
Ixtapa Zihuatanejo es un santuario natural para especies que eligen estas aguas cálidas como hogar temporal o permanente. Entre diciembre y marzo, las ballenas jorobadas protagonizan un espectáculo único al acercarse a la costa para reproducirse y tener a sus crías. Los tours de avistamiento, realizados con guías capacitados, permiten contemplarlas sin alterarlos, y con suerte, encontrar también delfines y mantarrayas.
Las playas de la región son además refugio de cuatro especies de tortugas marinas: Laúd, Carey, Golfina y Verde. Los campamentos tortugueros ofrecen la oportunidad de participar en liberaciones de crías, un momento que simboliza esperanza y compromiso con la conservación.
Bajo el agua, arrecifes y corales invitan a practicar snorkel y buceo, revelando cardúmenes de peces multicolor, estrellas de mar y otras especies que recuerdan que el Pacífico mexicano guarda secretos fascinantes.
Cultura, historia y tradiciones
Más allá de sus playas, Ixtapa Zihuatanejo ofrece espacios culturales como el imponente Partenón, una construcción de estilo grecorromano erigida en los años setenta. Sus columnas monumentales, mármoles y vistas panorámicas hoy sirven de escenario para exposiciones, conciertos y talleres que acercan el arte a la comunidad.
Otro rincón cargado de historia es el Paseo del Capricho del Rey, un recorrido frente al mar que honra la memoria de Tangáxoan Tzíntzicha, último gran rey purépecha.
En Zihuatanejo, el Museo Arqueológico y el tradicional mercado municipal son paradas obligadas para conocer la esencia local, entre artesanías de palma, sombreros y productos regionales.
Estancias con encanto
La experiencia se completa con una amplia oferta de hospedaje. En Zihuatanejo, hoteles boutique y rincones íntimos conservan la esencia de un Pueblo Mágico frente al mar, ideales para quienes buscan tranquilidad y contacto cercano con la comunidad local.
En el destino, una de las opciones más sofisticadas es el Thompson Zihuatanejo, ubicado en Playa La Ropa, considerada una de las más románticas de México. Sus 56 habitaciones y suites han sido diseñadas con un estilo que rinde tributo a los materiales locales y piezas de arte mexicano que se integran de manera natural al entorno tropical.
La experiencia gastronómica es también un punto fuerte: en Ceniza, bajo una palapa frente al mar, se reinterpretan técnicas tradicionales de horno de leña. Por su parte, Hao evoluciona a lo largo del día, con desayunos que incluyen bowls tropicales o hot cakes de red velvet, y cenas que sorprenden con propuestas como pulpo zarandeado, risotto de cochinita o hibachis que combinan mariscos, langosta, pulpo y ribeye, perfectos para disfrutar bajo un cielo estrellado. Como extra, el hotel ofrece a los viajeros mexicanos tarifas especiales con atractivos descuentos, y desayuno incluido.
En Ixtapa, los hoteles ofrecen diversión y comodidad en un mismo lugar, con amenidades que van desde spas y campos de golf hasta actividades para toda la familia. Esto asegura que cada viajero encuentre su hospedaje ideal, ya sea en un entorno relajado y bohemio o en un ambiente moderno y festivo.
Un destino para volver
En cada visita, Ixtapa Zihuatanejo sorprende con nuevas historias: liberar tortugas, caminar por mercados llenos de colores, remar en aguas cristalinas o probar un platillo recién salido de la parrilla. Aquí, cada ola y cada platillo celebran la vida frente al mar.
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