La fumata blanca se alzó este jueves 8 de mayo de 2025 desde la chimenea de la Capilla Sixtina, marcando el fin del cónclave y anunciando al mundo que los 133 cardenales electores han elegido al sucesor del papa Francisco, fallecido el 21 de abril de 2025. La multitud reunida en la Plaza de San Pedro estalló en júbilo ante la presentación del nuevo Pontífice, Robert Prevost, el 267º en la historia de la Iglesia Católica, quien ha elegido el nombre de León XIV.
León es el quinto nombre más popular elegido por los papas. De acuerdo con el sacerdote católico y bloguero Ed Tomlinson: “El nombre papal León, como era de esperar, indica que será un Papa fuerte en tiempos de crisis histórica”, reportó el medio The Independent UK.
En latín, el nombre de León está asociado a las características de fuerza, valentía y nobleza. Además, los antecesores, quienes han llevado ese mismo nombre, han defendido la doctrina cristiana católica.
Este nombre no hace referencia a un personaje bíblico, pues en la Biblia no hay ningún León, sin embargo, podría hacer referencia al león de Judá, que representa a la tribu del mismo nombre, como es conocido el linaje del rey David, y en la tradición cristiana, a Jesucristo, haciendo una referencia hacia la realeza, la fuerza y la descendencia del Mesías.
Curiosidades sobre el nombre papal León
El último papa que eligió el nombre León fue hace más de 100 años. El papa León XIII, quien dirigió a la Iglesia Católica de 1878 a 1903. Y el primer pontífice en optar ese nombre fue León Magno, dirigente de 440 a 461.
El nombre escogido por el pontífice permite tener una primera visión del nuevo Papa para la Iglesia Católica, ya que esta elección incluso puede darnos una pista de si tienen un enfoque progresista o tradicionalista.
El papa León XI tuvo uno de los pontificados más cortos de la historia, ya que duró menos de un mes, desde el 1 de abril de 1605 hasta su muerte el 27 de abril de 1605.
¿Por qué los Papas cambian de nombre?
Este cambio simboliza un nuevo comienzo en su vida espiritual y pastoral, similar a cómo en la Biblia Dios cambia el nombre de ciertas figuras clave. El primero en adoptar un nuevo nombre fue el papa Juan II en el año 533, quien originalmente se llamaba Mercurio. Decidió cambiarlo por respeto a que su nombre de nacimiento aludía a un dios pagano.
Desde entonces, esta práctica se convirtió en costumbre, aunque no es obligatoria. Al elegir un nuevo nombre, el papa suele rendir homenaje a un predecesor, a un santo importante o señalar la línea espiritual que desea seguir durante su pontificado. Por ejemplo, el papa Francisco eligió ese nombre en honor a San Francisco de Asís, símbolo de humildad y servicio a los pobres.