A sus 44 años, Myriam Montemayor vive una de las etapas más plenas de su vida. La música le ha dado muchos triunfos, pero ella misma confiesa que su mayor logro ha sido ser madre. La cantante expresa su profunda gratitud por la familia que ha formado junto a su esposo y sus dos hijos: Frank y Sofía.
“Con Frank y Sofía me siento muy bendecida, pero si Dios me manda un pilón, claro que será recibido con todo mi amor, el de mi esposo y de sus hermanos. Pero si no se puede, me quedo con la bendición de mis hijos, una niña y un niño, como siempre anhelé”, expresó.
La maternidad no ha sido un camino sencillo para la exacadémica. Después de dar a luz a su primer hijo, Frank, se enfrentó a numerosos obstáculos para darle un hermanito.
“Me hubiese gustado haber tenido dos hijos más, pero mi proceso para ser mamá después de Frank, para concebir a Sofía, fue muy largo, de ocho años, tres intentos fallidos hasta que fue posible”.
Aunque ahora, la posibilidad de otro embarazo natural se vuelve aún más complicada, Myriam no pierde la fe ni el sentido del humor: “No he cerrado la fábrica, seguimos haciendo la tarea, no quiero presumir, pero casi a diario y no me cuido (risas). Se que no es imposible, lo dejo en las manos de Dios”, dijo.
Reflexiva y generosa, aprovecha su experiencia para aconsejar a otras mujeres: “Les quiero recomendar que, si piensan postergar la maternidad, actúen a tiempo y congelen sus óvulos. En mi caso nunca lo postergué, siempre soñé con ser mamá, pero la vida y Dios disponen”.
“SINO HUBIESE SIDO CANTANTE, SERÍA MAESTRA DE KINDER”
La niña interna que lleva dentro sigue soñando, amando la vida y transmitiendo esperanza: “Me encantan los niños, y yo digo que, si no hubiese sido cantante, me hubiese dedicado a ser maestra de kínder o partera, pero me decidí a ser artista. Para mí, los niños son mi vida”.
Desde pequeños, Frank y Sofía han crecido rodeados de música, acompañando a su madre a cada paso: “Yo con Sofía y Frank nunca paré cuando estaba embarazada; seguí con mi carrera hasta que pude, y de chiquitos los llevaba a todos lados. Ahora, por la escuela, ya no es tan fácil, pero son dos niños que aman la música y la sienten”, nos contó orgullosa.
Sus hijos no sólo comparten su pasión artística, sino que ya muestran sus propios talentos: “A Frank le gusta cantar y producir, y a Sofía le gusta cantar y actuar, es muy dramática”, dijo.
Aunque Myriam respeta la libertad de sus hijos para elegir su camino, confesó su deseo: “Me encantaría que siguieran mis pasos si así lo deciden. Este camino es de muchas rosas, pero también de espinas, y para las espinas voy a estar yo, porque ya tengo la experiencia y seré su guía en todo lo que hagan”, aseguró con convicción.