JULIÁN FIGUEROA comparte cómo ha vivido la aventura de ser padre y revela que al suyo, JOAN SEBASTIAN, lo tiene presente todos los días, tanto que hasta ¡lo ha soñado!
TEXTO: GRISEL VACA FOTOS: OCTAVIO LAZCANO
El Día del Padre es muy significativo para Julián Figueroa, no sólo porque hace dos años, el 2 de mayo de 2017, se convirtió en papá de un hermoso bebé a quien puso el nombre de José Julián; también por el recuerdo que tiene de su propio padre, Joan Sebastian, quien partió de este mundo el 13 de julio de 2015, dejando un gran legado musical. En exclusiva, el hijo de Maribel Guardia y Joan Sebastian nos platicó cómo ha vivido la aventura de ser papá, al mismo tiempo que compartió que al suyo lo recuerda todos los días con profundo amor, “pero ya no desde el dolor, sino desde la alegría, las enseñanzas y lo positivo que dejó en mi vida”, y que en varias ocasiones, incluso, ¡lo ha soñado! “SE PARECE A MÍ NO SÓLO FÍSICAMENTE, TAMBIÉN EN EL CARÁCTER” ¿Qué significó para ti convertirte en papá? Sin duda, José Julián es la felicidad más grande de mi vida, porque amo a muchas personas en este mundo, pero el amor incondicional y tan fuerte que puedes sentir por un hijo es incomparable, es una experiencia única y un verdadero honor poder criar a un niñito y convertirlo en una buena persona.
Te cambió la vida por completo... Definitivamente, pero para bien, porque ser padre me dio una dirección y un propósito; ahora tengo por quién luchar en esta vida, y aunque he vivido momentos hermosos que han quedado grabados en mi corazón, José Julián está rompiendo todos los récords de felicidad en mi alma. ¿Cuáles han sido los momentos más bonitos que has vivido con él? Obviamente su nacimiento y sus primeros pasos fueron importantes, pero lo más bonito es el día a día con él, como estar en la cama leyendo un libro o jugando videojuegos y que se acerque, me diga “papá” y me empiece a llenar de besos, son cosas que te llenan por completo. ¿Qué ves en José Julián de ti? Muchísimas cosas, se parece a mí no sólo físicamente, también en el carácter, porque aunque es más alegre que yo, José Julián tiene un carácter fuerte; además, tiene esa curiosidad por descubrir cosas, igual que era yo de pequeño, y bueno, también le gusta mucho la música. ¿Hay algo que no te gustaría que heredara de ti? Pues no me gustaría que fuera peleonero, porque yo era medio problemático en mi juventud; creo que en parte fue porque no aprendí a controlar mi carácter como debía, y Julián tiene el mismo carácter que yo, pero si le ponemos límites y le enseñamos que la mente tiene que gobernar las emociones, creo que va a poder ser mejor que yo, al final, ese es el propósito de todos los padres, que nuestros hijos no repitan nuestros errores y que sean mejores personas.
Por cierto, ¿cómo le has hecho para lograr el balance entre tu familia y tu trabajo? Mi trabajo es hermoso, y cuando me tengo que ir, regularmente son dos o tres días, pero casi toda la semana estoy con mi hijo, muy presente en su vida, entonces agradezco que mi trabajo me permita estar mucho tiempo con él y que podamos convivir así. Siendo que te ha ido tan bien en esta faceta, ¿a poco no has pensado en tener otro bebé? ¡Sí! Yo creo que ya en un año, para que se lleven tres añitos; de hecho, Imelda y mi mamá quieren una niña, y yo otro niño. ¿Por qué prefieres niño? Lo que pasa es que cuando era chiquito siempre quise tener un hermano con quién jugar, porque tengo a mis hermanas y las adoro, pero me hubiera gustado tener un hermanito de mi edad, y ahora quiero otro hijo precisamente por José Julián, no por mí, porque yo también estaría feliz con una niña, pero bueno, lo que venga será maravilloso y nosotros vamos a estar muy contentos. Por otro lado, ¿cómo recordaste a tu papi el Día del Padre? Pues siempre me acuerdo de él, lo tengo presente todos los días y ya no lo recuerdo desde el dolor, sino desde la alegría, las enseñanzas y lo positivo que dejó en mi vida; está presente todo el tiempo en mi mente y en mi corazón, y toda la semana lo sueño.
¿Qué has soñado con él? El sueño más bonito fue cuando tenía un año de haber fallecido; soñé que estaba platicando con él en el coche, que me iba enseñando su música y yo le iba contando cosas de mi vida, y en ese momento, cuando lo volteé a ver, recordé de pronto que ya había fallecido, pero no quise decirle nada al respecto para que no se diera cuenta de que era un sueño, no quería quitarle la magia al momento. ¿Qué pasó después? Seguí platicando con él y en eso apareció como un túnel y al final de él se veía una luz blanca muy resplandeciente, entonces volteé a ver a mi padre otra vez y estaba llorando, me dijo: “Te extraño, viejo”, y me agarró la mano, entonces yo empecé a llorar y le dije: “Yo también te extraño mucho, papá”, luego entramos al túnel de luz y desperté llorando, fue un sueño muy bonito. ¿Consideras que fue su manera de decirte que está contigo? Sí, de hecho han sido muchas cosas; el día que falleció, por ejemplo, recién sucedió, yo me estaba quedando dormido y sentí que me agarraron muy fuerte del brazo, entonces me desperté y sentí eso, como una forma de decirme: “Aquí estoy, todo va a estar bien”.