María Elena Velasco murió esta madrugada víctima de cáncer; tenía 74 años.
Fallecida esta madrugada en la ciudad de México, víctima de cáncer de estómago a los 74 años, María Elena Velasco se destacó no sólo por la enorme popularidad de su personaje La India María en teatro, televisión y cine. En este último pasó a la historia al convertirse en la primera y única actriz cómica del siglo XX que dirigió sus propias películas.
Desde principios de este año, estuvo en tratamiento médico intensivo, lo que le obligó a permanecer internada varias semanas en una clínica de la capital, en un intento por erradicar el mal que le aquejaba desde hacía varios años.
Hija de Tomás Velasco y María Elena Fragoso, nació en Puebla, Puebla. Al morir su padre se trasladó a la ciudad de México, donde intentó estudiar la carrera de Medicina. Ante la imposibilidad de hacerlo, ingresó como corista a los teatros Tívoli, Margo e Iris y a los cabarets El Burro, Las mil y una noches y El satélite, propiedad de Germán Valdés Tin Tan.
Su debut en cine está registrado en la película Ruletero a toda marcha (1962), bajo la dirección de Rafael Baledón, pero su crédito como La India María figura hasta seis años después en El bastardo (1968), de Arturo Martínez. Antes tuvo breves participaciones en El rey del tomate, México de mis recuerdos y Los derechos de los hijos (las tres de 1963), El revólver sangriento (1964) y Los tres mosqueteros (1967).
Inspirado en las indígenas mazahuas que emigran a la ciudad de México, María Nicolasa Cruz La India María decía venir de San José de los Burros. Vendía naranjas, vivía en la pobreza y casi siempre era acompañada de su burro Filemón. Era inocente, risueña y, por encima de todo, honesta.
La televisión la catapultó a la popularidad con sus intervenciones en el programa de televisión Domingos Espectaculares (1969) que, conducido por Raúl Velasco, primero se transmitió por Canal 8 y después por el 2. Sus monólogos y su singular y permanente acoso al animador a quien llamaba ?Güero?, hicieron que su fama creciera como la espuma.
Gracias a ello le ofrecieron su primera película: Tonta, tonta, pero no tanto (1971), dirigida por Fernando Cortés. A ésta le siguieron Pobre, pero honrada (1972), La madrecita (1973), El miedo no anda en burro (1973), Algo es algo, dijo el diablo, La presidenta municipal, Duro, pero seguro (las tres de 1974) y La comadrita (1975), todas realizadas por Fernando Cortés; Sor Tequila (1977), de Rogelio A. González, Okey Míster Pancho (1979) y El que no corre? vuela (1980), ambas de Gilberto Martínez Solares, entre otras.
En 1983 debutó como directora con El coyote emplumado, a la que siguieron Ni Chana ni Juana (1984), Ni de aquí ni de allá (1987) y Se equivocó la cigüeña (1992). Sin embargo la crisis que vivió la industria cinematográfica en los 90 le obligó a refugiarse en la televisión, donde en 1997 tuvo su propio programa: ¡Ay María, qué puntería! Ahí su personaje vivía situaciones muy similares a las que regularmente enfrentaba en la pantalla grande, entre ellas subestimación y segregación. También el teatro fue su refugio en esa temporada con la revista musical México canta y aguanta, representada en el Teatro Blanquita.
Casada con el coreógrafo ruso-argentino-mexicano Vladimir Lipkies, conocido como Julián de Meriché, procreó a Goretti, Ivette e Iván; en la década de los noventa, estos dos últimos se convirtieron, respectivamente, en productora y director de su cinta Las delicias del poder (1999), donde interpretó un doble papel: el de La India María y la presidenta Lorena Barriga.
En 2004 protagonizó Huapango, donde por primera y única vez, dejó de lado a su entrañable personaje, mismo que retomó hasta 2013 para hacerlo debutar en el género de la telenovela, vía Corazón indomable, producción de Nathalie Lartilleaux que protagonizaron Ana Brenda y Daniel Arenas.
Y fue el año pasado, después de estar alejada 15 años de los sets, que María Nicolasa Cruz reapareció en La hija de Moctezuma.
En un comunicado emitido por la Sociedad de Directores y Realizadores de México se resaltó la importancia de La India María en la cultura popular mexicana. ?La recordaremos como el personaje pobre, simpático, sin buen manejo del español, pero con la malicia y el ingenio para salir bien librada de todos los abusos de poder de los políticos y de los empresarios?.
Descanse en paz.
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