Javier Carranza donó medicamentos y artículos de limpieza en Guerrero.
No cabe duda de que el corazón de los mexicanos se vuelve más compasivo en desgracias naturales como las de las tormentas Ingrid y Manuel.
Como varias personas de la sociedad, Javier Carranza, mejor conocido como El Costeño, tuvo la oportunidad de ayudar a los habitantes de La Frontera y Nueva Revolución, quienes vivieron de manera más cruel la tragedia, ya que al colindar con el río quedaron inaccesibles los caminos para ayudar a estas poblaciones de casi dos mil habitantes.
El Costeño, además de entregar despensas, ofreció medicamentos para evitar enfermedades provenientes del agua contaminada.
En uno de los albergues regaló langostas de peluche a los niños y contó chistes a los adultos, los cuales no pararon de reír.
¡Qué gran corazón el del Costeño!