Con 20 años de matrimonio, Victoria Ruffo nos revela seguir enamorada de su marido y el milagro que protagonizó en plena pandemia.
TEXTO: ELVIRA GOMEZTURJA
Con la llegada al mundo de la COVID-19, la vida nos cambió a todos. Victoria Ruffo no fue la excepción. Se aisló, el coronavirus atacó a su esposo por 20 años, Omar Fayad, luego a ella y a cada uno de sus hijos. Este distanciamiento social le dio la oportunidad de descansar después de 42 años de carrera, y disfrutar de su familia, de meditar sobre su futuro y hasta de celebrar en santa paz 20 años de matrimonio. Jugando con sus hijos, Vicky y Anuar, se ha cambiado el color del cabello de azul eléctrico hasta el amarillo. La Queen comparte con TVyNovelas que su vida, aun en pandemia, ha sido una aventura intensa y feliz.
¿Vicky, dónde te encuentras?
“En la Ciudad de México. Me siento rara, hace varios meses que no venía. Ya no soy de aquí ni soy de allá, como decía Alberto Cortés; me siento a gusto en todos lados. Ando de “solovina”. Mis hijos y mi marido están en Pachuca, Hidalgo, y José Eduardo llega de Los Ángeles. https://www.instagram.com/p/B76kx90F61b/
Celebraste 20 años de casada, ¡felicidades!
"¡Qué aguante, qué barbaridad! (risas). Y suma dos de conocernos, ¡son 22 años! Estoy contenta, se siente padre en el sentido de que nos llevamos bien. Entendemos nuestras formas, defectos, virtudes... Sigo viendo a un buen papá, a un hombre muy talentoso, trabajador, emprendedor, comprometido con su familia y su trabajo. Alguien a quien sigo admirando.
¿Vives en un cuento de hadas?
“No, pero si pongo en una balanza las cosas, pesa más el rollo de lo bonito que hemos vivido en estas dos décadas.
¿Cuáles cosas no han sido tan gratas?
“Su trabajo y el mío. Lo absorbentes y demandantes que resultan nuestras profesiones. Mi marido no tiene horarios, yo tampoco. A veces me dan ganar de subir a un barco e irnos a recorrer el mundo, olvidarnos de todo... Sé que son tonterías porque ambos trabajamos desde muy jóvenes y es lo que nos llena; siempre estamos planeando qué más hacer.
¿Imaginaste permanecer tantos años casada?
“Sí, Omar y yo lo hablamos desde que empezamos a salir. No nos casamos de 20 años, éramos bastante grandecitos y teníamos muy claro qué queríamos en la vida y cómo lo queríamos. Sabíamos de nuestras carreras, hablamos del apoyo y complemento que necesitábamos cada uno; estaba todo muy claro y muy hablado. Él tenía 38 años y yo 39, casi 40, y decidimos que sería para siempre. No podíamos sentarnos y decir: “A ver si sale” o probar, ya no teníamos tiempo. La idea era formar una familia para siempre. Hemos tenido altas y bajas, pero hicimos un pacto de nunca faltarnos al respeto. Si alguno tiene ganas de mentarle la mad... al otro, mejor se sale y regresa cuando se ha calmado. El respeto es fundamental, es la base de la educación. Cedemos de acuerdo con la situación, somos tolerantes.
¿Qué es lo que más admiras de Omar?
“Su capacidad de trabajo y lo buen padre que es.
¿Qué le cambiarías?
“Que es muy perfeccionista y quiere que los demás lo sean; eso se convierte en un problemón. Yo soy perfeccionista a mi manera.
¡Estamos esperando el fiestón por los 20 años!
“No organizamos nada. Lo único que hacemos cada año y el 14 de febrero es celebrar en familia, estar juntos; vamos a algún restaurante solitos o simplemente cenamos en casa, no necesitamos más.
Vivió un ‘milagro’ en plena pandemia... ¡dejó de fumar!
¿Sólo Omar se contagió de COVID?
“No, ya nos dio a todos. Omar fue el primero en enfermarse y estuvo bastante delicado. Tuvo fiebres de 41 y 42 grados, ya desvariaba. Cuando mi marido salió de la COVID, viajé a Pachuca. Eso fue en noviembre del año pasado, supongo que algo que entró del súper llevaba el virus y nos contagiamos Anuar, Vicky y yo.
Estuvimos encerrados 20 días cada uno en su habitación. Gracias a Dios, ellos fueron casi asintomáticos, se recuperaron sin problemas. Yo tuve algo de tos, diarrea, perdí gusto y olfato y hasta hoy no los recupero cien por ciento. Tú que fumas, ¿tuviste consecuencias? Fíjate que hace un año dejé de fumar.
¡¿Cómo sucedió ese ¡milagro!?
“No sé, no soy alguien normal (risas). Dejé de fumar en plena pandemia. Un día hablaba con Gaby y le dije: “Espera, voy a prender un cigarro”. Lo encendí y me dio un mareo horrible, se me movió toda la casa, me dolían los ojos, la cabeza... Pensé que me desmayaría.
Me recuperé; como buena fumadora creí que era pasajero, le di una segunda fumada, sentí ganas de vomitar, apagué el cigarro y no volví a fumar.
“Siento que ese cigarro estaba adulterado y me afectó. Hasta hoy pienso en el cigarro y se me revuelve el mundo. Ahora, yo no decidí dejar de fumar, algo pasó. Últimamente siento ganas de encender uno. Lo que sí me molesta es que fumen cerca de mí. Al día siguiente amanezco con tos y con la garganta inflamada, pero como no lo huelo, ni cuenta me doy.
¿Sabes cómo están tus pulmones?
“En diciembre fui a ver al otorrino y me mandó hacer una placa de tórax. Me advirtió: “Si estás mal, te enviaré con un neumólogo”, ¡y no! La sorpresa fue que mis pulmones están limpios. Otra bendición de Dios. ¡SUSCRÍBETE A TVYNOVELAS Y TODAS TUS REVISTAS FAVORITAS! Te podría interesar:
