“Lo tenía siempre allí en mi cama”.
La popular vedette Lyn May ha estado rodeada de polémica desde el inicio de su carrera y a lo largo de su trayectoria destaca su participación en diversas producciones en cabaret, cine, teatro y televisión.
Liliana Mendiola Mayanes, nombre real de Lyn, siempre estuvo rodeada de hombres, de propuestas y de regalos costosos, y es que llamaba la atención por su sensual silueta. Lyn se convirtió en una de las vedettes más populares de México en los 70’s y 80’s. Además de una de las estrellas más importantes del cine de ficheras.
Sin embargo, la vedette siempre estuvo acompañada en su vida privada.
Lyn May se casó muy jovencita, sufrió violencia y se convirtió en madre de dos hijas junto a un marino de 42 años. Años después tuvo una tercera hija. A todas las ha mantenido al margen de la prensa y la vida pública.
La también actriz ha relatado que ha mantenido relaciones con muchos hombres, sin embargo, hubo dos que la trataron muy bien, con los que fue feliz. Uno de ellos fue Antonio Chi-Xuo, con quien estuvo casada 25 años.
En 1989, Lyn y Antonio, dueño de una conocida cadena de restaurantes, contrajeron nupcias y administraron el negocio hasta el 2004, cuando a él le diagnosticaron cáncer de próstata.
La pareja le dio batalla a la enfermedad, fueron cuatro años enfrentando tratamientos, pero finalmente el empresario perdió la vida, dejando a la vedette como heredera universal.
La muerte de Chi-Xuo devastó a Lyn, por lo que tuvo que alejarse por años de la televisión. Sin embargo, no todo quedó en el dolor insuperable, la bailarina decidió ir hasta su tumba y desenterrar su cadáver y llevarlo después a su casa.
“Lo tenía siempre allí en mi cama. Mi mamá peleaba todos los días conmigo… ‘No lo vas a dejar descansar’. Y nos peleábamos todos los días porque yo no lo soltaba. Era mi pareja, yo viví 25 años con él. Fue un matrimonio de 25 años, yo no lo quería dejar ir. Dormía con él”, confesó Lyn.
Aunque no reveló cómo consiguió exhumar los restos de su esposo, la bailarina apuntó que lo mantuvo en su cama por un buen tiempo hasta que su madre consiguió llevarse el cadáver.
Finalmente, tampoco compartió si lo devolvió al cementerio o cuál fue el proceso para realizarlo.
Algunos años después, Lyn encontró otro buen amor, el señor Guillermo Calderón Stell con quien estuvo casada un año, pues la muerte también se lo arrebató.