En el amplio salón donde se presentó a la prensa la nueva telenovela Monteverde, los reflectores rebotaban como luciérnagas sobre la figura de un Gabriel Soto sonriente, pausado y sereno. No era la sonrisa fingida de una alfombra roja ni la compostura armada que exige la fama. Era otra cosa. Era el hombre que ha tocado fondo y ha logrado salir a flote con la mirada limpia y el alma en paz.
Gabriel no está en busca de las cámaras. Está en busca de sí mismo. Luego de un año que lo enfrentó con su mayor enemigo —la fragilidad del cuerpo, la vulnerabilidad del espíritu—, el actor se muestra como alguien que ha cambiado su forma de habitar el mundo.
@tvynovelas El actor protagoniza, junto a África Zavala, la telenovela “Monteverde”, misma que ya puedes disfrutar por Las Estrellas. #tvynovelasmex #gabrielsoto #monteverde #diadelpadre
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“Ya estoy bien de salud, eso lo agradezco enormemente… Ya mi perspectiva de vida cambió radicalmente”, dice sin rodeos a TVyNovelas, mientras nos ofrece una sonrisa más cercana al alivio que a la vanidad. “Ya todos los días, a pesar del cansancio, a pesar de que va mermando un poco las jornadas de trabajo, me levanto agradecido, le doy gracias a Dios por la salud, por la oportunidad de ir a trabajar. Es algo que disfruto muchísimo”.
A su alrededor, la prensa graba, observa, pero Gabriel no está interpretando un papel. No hay guión para la resiliencia. Las lecciones que lo marcaron durante el año pasado —una enfermedad que lo obligó a una punción en la médula ósea y a convivir con la posibilidad de un diagnóstico devastador—, lo han llevado a recalibrar su brújula.
“No te imaginas lo que pasa por nuestra mente cuando nos dicen que tenemos una enfermedad grave… fue una situación muy delicada”, recuerda. “Estuve con cuatro meses de incertidumbre sin saber lo que tenía… atravesé por medio año muy complejo en el que te vuelves más sensible ante la vida, te vuelves mucho más agradecido”.
En medio de esa oscuridad, hubo un faro: sus hijas. “Mis hijas son mi motor, mi pilar, mi base, por ellas vivo, por ellas trabajo, por ellas le echo todas las ganas… por ellas me levanto todos los días”.
La afirmación no es un lugar común para Gabriel, es su credo. Habla de ellas con ternura, con la certeza de quien ha entendido que el amor más incondicional no viene del aplauso del público ni de los halagos pasajeros, sino de dos adolescentes que lo miran como su héroe.
“Desde siempre he tenido muy buena relación con su mamá, la mitad del tiempo están conmigo y la mitad con ella”, explica sobre la crianza compartida.
“Cuando grabo y están conmigo se quedan con una de mis nanas que tiene 17 años conmigo y es prácticamente de la familia. Yo estoy pendiente y así le hacemos”.
VENCIÓ A LAURA BOZZO
El actor sentó un importante precedente legal en la defensa de su imagen pública al ganar una demanda contra la conductora Laura Bozzo, tras años de comentarios que consideró dañinos y ofensivos. “Lo que quería era marcar esta línea de respeto, este límite”, explicó Gabriel.
“Porque claro que pueden dar una opinión, un comentario… pero no cargado de insultos, de groserías o cosas que dañen mi integridad y la de mi familia”.
Este fallo representa una victoria personal, pero también una advertencia necesaria para quienes usan el micrófono o las redes como herramientas de linchamiento mediático.
“Es importante marcar límites para detener ese tipo de publicaciones que nos afectan”, recalcó el actor, dejando claro que el respeto es la base de toda convivencia, incluso —o especialmente— en el mundo del espectáculo. Un juez determinó que Laura Bozzo deberá pagar 2 millones de pesos como indemnización, según reportes difundidos por El Universal. Para Soto, el dinero es secundario: “El objetivo nunca fue lucrar, sino establecer un límite”.