Como en los viejos tiempos, Cynthia Klitbo y Francisco Gattorno fueron vistos saliendo de Televisa San Ángel siendo dos cómplices que conocen los entresijos del amor… y del desamor. Las cámaras, siempre al acecho, encendieron la chispa del rumor.
¿Había fuego donde hubo cenizas? ¿Regresaba uno de los romances más apasionados del espectáculo mexicano de los años noventa? La respuesta, sin embargo, es más serena que escandalosa. Durante la presentación de Monteverde, la nueva producción de Lucero Suárez, Cynthia fue enfática ante los micrófonos de TVyNovelas: “Vive en mi casa, pero no dormimos juntos, no somos pareja”.
Es así como la icónica villana de melodramas como La Dueña, con esa honestidad tan suya, desmonta las suposiciones con una sonrisa y una copa de humor. No hay reconciliación amorosa, pero sí una de esas raras joyas de la vida adulta: una amistad genuina entre dos personas que compartieron algo tan profundo como un matrimonio… y salieron enteros. En un tiempo donde las telenovelas parecen competir por la dosis más intensa de tragedia, Cynthia celebra ser parte de un proyecto que apuesta por la ternura, el color y la risa.
Monteverde, donde comparte créditos con Gabriel Soto y África Zavala, es, en sus palabras, “una novela rosa, divertida, bonita, que se puede ver con los niños chiquitos, con el abuelito… está muy padre porque a mí me encanta la comedia, disfruto mucho hacerla”.
“Somos buenos amigos”... MIRA EL VIDEO:
Él, un cubano de mirada intensa y voz profunda, y ella, la actriz de carácter templado y risa fácil, se conocieron hace décadas en el torbellino del melodrama mexicano. Su historia como pareja fue una de las más seguidas del espectáculo: intensa, pública, entrañable. Pero como toda novela, llegó a su final. Eso no impidió que la historia continuara, aunque con otro guión.
“Nosotros tenemos más de 20 años diciéndole a los medios que no andamos”, aclaró Cynthia. “Sólo somos muy buenos amigos… pero la gente se ilusiona con la idea de que sí”.
Y es que el cariño entre ambos es palpable, incluso contagioso: “Ahorita él vino a México y lo tengo de roomie en mi casa, también está mi hija en estos momentos, y cada quien tiene su cuarto”, añadió, con la tranquilidad de quien no tiene nada que esconder.