“Estas obras representan “el amor, la vida y la trascendencia del vínculo con sus hijas”.
El cantante colombiano Camilo hizo una confesión inesperada que desató una ola de reacciones en redes sociales y la prensa internacional. Y es que el intérprete reveló que en su casa hay dos cuadros creados con la sangre de sus hijas Índigo y Amaranto, fruto de su matrimonio con Evaluna Montaner.
El artista explicó que estos cuadros de sangre representan un homenaje íntimo y trascendental en los primeros momentos de vida de sus pequeñas.
Lejos de ser un capricho, Camilo dijo que dejó una expresión poco común al vivir su paternidad, sin embargo, sus palabras abrieron un debate intenso sobre los límites de la expresión artística, ser padre y la intimidad familiar.
El intérprete de ‘Tutú’ le contó al conductor Pablo Motos cómo surgió el primer cuadro al que le dio el título ‘La sangre de un inocente’. Según relató, le llegó la inspiración tras un accidente en casa con su hija mayor, Índigo.
“Se cayó, se tropezó con el borde de una mesa y sangró un poquito… Me abrazó, yo tenía una camisa blanca, con una marca de sangre. Y yo dije: ‘Wow, es la primera caída de un ser humano’. De modo que decidí convertirlo en un cuadro”, dijo el cantante.
La mancha de sangre, impregnada de manera fortuita en la tela, se convirtió en lo que él considera un testimonio único e irrepetible de la infancia de su primogénita.
El cuadro de Amaranto
Por su parte, el segundo cuadro, que corresponde a su segunda hija, tiene un origen más íntimo: su nacimiento. Camilo describió que el parto se adelantó y fue él mismo quien recibió a la bebé en casa, pues la partera no alcanzó a llegar a tiempo.
“Cuando Evaluna empezó con el trabajo de parto, se escaló todo tan rápido… la partera casi no llega y fui yo quien recibió a Amaranto. Yo decía: ‘Alguien que me pase un cuadro’. Le quitamos la funda de una almohada, le puse las manos y lo mandamos enmarcar”, relató.
El cuadro de la menor fue colocado en la habitación de recuerdos de la familia, como una huella física de una experiencia que describe como “escalofriante, pero transformadora, sagrada, sublime”.
Esta no es la primera vez que Camilo y Evaluna enfrentan cuestionamientos sobre su manera de vivir la maternidad y paternidad, y compartirla con el público. Sus gestos, cargados de simbolismo y espiritualidad, suelen generar tanto admiración como escepticismo.
El propio Camilo defendió su postura al afirmar que estas obras representan para él “el amor, la vida y la trascendencia del vínculo con sus hijas”.