Confiesa que él y su padre, Hugo Sánchez, nunca se perdonaron.
Han pasado tres meses de la inesperada muerte de Hugo Sánchez Portugal, un joven con millones de ideas por realizar, un plan de vida filantrópico y sencillo con toda esa fuerza de juventud que lo caracterizaba, que encontró sorpresivamente a la muerte en su departamento de Polanco (aparentemente) a consecuencia de una intoxicación por dióxido de carbono.
Emma Portugal no cree todas las versiones y tiene un mal presentimiento; ella sigue sin tener paz, y la resignación es algo que llega a su vida a cuentagotas. La empresaria aún no duerme bien, y es evidente su bajo peso; su característica cabellera la perdió en un arranque de rabia, cuando según sus palabras, quiso dejar de ser ella ante el dolor incalculable se aferra a su recuerdo y a seguir con la fundación One Day for Others, que tantas veces soñó Hugo Jr.; la esperanza de ayudar le da fuerzas, pero no las suficientes; Emma no deja de llorar, hablar con él y rezar.
Llena de rabia recuerda los malos tratos que le dio Hugo Sánchez Márquez a su propio hijo. Además, y sin querer, Hugo Sánchez Jr. se volvió un buen amigo de Shantale, la hija fuera del matrimonio que tuvo el pentapichichi y que ni siquiera el ex jugador del Real Madrid conoce de su existencia. Emma, nos recibió en su oficina de Boca del Río, Veracruz, donde nos abrió su corazón.
¿Visitas la tumba de tu hijo? ¿Le rezas?
Sí, le rezo diario en la mañana, en la tarde y en la noche, hablo con él todo el tiempo; quiero razones, que alguien me explique o me aclare cómo es posible que si yo nunca le hice nada malo a nadie, por que Dios me quitó lo más sagrado que tengo. Compré algunos libros de oraciones para dormir y para que él esté bien; al panteón no había podido ir, pero mi esposo, Carlos, me acompañó recientemente. Para mí es increíble ver que mi hijo está en ese lugar.
¿Hablas con la que fue novia de tu hijo?
Sí, con Marisol, ella se tuvo que ir a Argentina porque estaba en un tratamiento, ahora está enfermita y la tuve en mi casa como un mes porque no podía ni levantarse, estuvo muy mal. El 10 de diciembre se fue, pero me habla diario, dice que extraña a mi hijo y que no puede vivir sin él.
“Al final, lo que es la ironía de la vida, no lo perdonó y tiene que ir a reconocer su cuerpo, no le dio un peso y tuvo que pagar sus servicios funerarios y la investigación”, nos dijo Emma, pero para leer la entrevista completa, ¡debes ir por la nueva edición impresa de TVyNovelas!
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