La actriz Chantal Andere asegura que disfruta mucho no ser villana, ¡pero le cuesta trabajo ser buena!
Chantal Andere cumplió recientemente 28 años de carrera, y ocho de casada con su esposo, Enrique Rivero Lake, quien la hizo mamá de sus pequeños Natalia y Sebastián. A pesar de estar advertida de entrar a una etapa difícil como mujer, la actriz de 44 años afirma que con ella ha pasado todo lo contrario, pues vive los mejores momentos como madre, pareja y actriz.
En lo profesional participa en El bienamado, producción de Nicandro Díaz, en la que por primera vez interpreta un personaje alejado de las villanas que distinguen su trayectoria. Nos aseguró que apenas se está acostumbrando al vestuario de Justina Samperio, su caracterización con la cual está entregada al cien por ciento.
Cuéntanos cómo han sido estos 28 años de carrera...
Me siento agradecida por todos estos años de trabajo, respeto y cariño. Por todos los foros en que he pasado, directores, productores... Por tantos éxitos y enseñanzas. Por trabajar en lo que más me gusta y apasiona; quiero que mis hijos se sientan orgullosos de mí como yo de mi madre y mi padre.
¿Qué tal te ha ido este mes de grabaciones de El bienamado?
Muy bien. Un noviembre empecé mi primera telenovela, entonces me dio mucha emoción arrancar este mes cumpliendo 28 años en Televisa. Estoy muy agradecida.
Ahora no eres villana...
Me traía loca porque ya era demasiado, actoralmente ya no me retaba. Cuando Nicandro me dijo que me quería en otra faceta no lo dudé ni un segundo.
Háblanos de tu personaje...
Es una de tres hermanas muy recatadas (las otras interpretadas por Nora Salinas e Irán Castillo); tiene un peinado antiguo, espantoso; mi ropa es muy seria con colores deslavados, todo abajo de la rodilla, no enseña nada, cuello arriba... ¡No me reconocen!
Siempre luces espectacular en tus personajes, ¿te pesa?
Ha sido fuerte porque a una le gusta verse bien y bonita, más cuando te van a ver millones de personas. Pero hay que entregarle al personaje lo que necesita, y quizá no me guste mucho cómo me veo, pero debe ser así.
¿Te ha costado interpretarlo?
Me está retando, obligando a concentrarme al mil por ciento y que la gente vea que hay una actriz, no una villana.
¿Qué tal la experiencia de grabar en Loreto, Baja California?
Estuvo muy fuerte; nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, fueron 22 días. Mis hijos y yo nos extrañamos mucho, sobre todo Natalia, que tiene siete años. El bebé tiene dos y se da menos cuenta.
¿Se comunicaban seguido?
Sí, bendita tecnología. Todos los días a las 7 de la noche hacíamos videollamadas, pero al colgar corría con el grupo que también tiene hijos, como Nora Salinas, Andrés Palacios e Irán Castillo, a desahogarme.
¿Qué le decías a Natalia?
Lo terrible con ella fue que le di una fecha, y a la mera hora nos extendieron una semana más. No lo vuelvo a hacer; a la otra le diré que vuelvo en un mes para llegar de sorpresa, aunque sé que después se sentirá orgullosa.
¿Quién se quedó con ellos?
Enrique. Tengo un esposo increíble; sin su apoyo y respeto a mi carrera no podría estar haciendo lo que hago. Los lleva al parque, a natación, al cine... Es un papá- mamá increíble.
¿Cómo le han hecho estos ocho años de casados?
Si amas a la persona, todo se puede. Él fue una bendición en mi vida, me ha dado lo más divino que tengo, que son dos niños increíbles, me hizo ser mamá, la cosa más genial que le puede pasar a una mujer. Espero hacerme viejita con él, eso me encantaría.
¿Te ha costado estar en el cuarto piso?
Mucha gente me decía que a los 40 te deprimías, y no, me siento muy bien, estoy sana, no puedo pedir más. Tengo una familia increíble, una mamá exitosa, saludable, un trabajo que me apasiona... No puedo pedir nada más, sería muy egoísta de mi parte. Me siento plena.
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