Ejemplo de vida y superación, ANA GABRIELA MOLINA vence todos los obstáculos para alcanzar sus sueños, pese a no tener brazos
TEXTO: GRISEL VACA • FOTOGRAFÍAS: CORTESÍA
Ana Gabriela Molina nació con amelia bilateral (ausencia de extremidades superiores), pero eso no ha sido una limitante en su vida. Aprendió a ser independiente gracias a sus pies, que son como sus manos, y ha logrado concretar cada uno de sus sueños, entre ellos el que tenía desde pequeña: participar en un certamen de belleza y que ahora, a sus 24 años, es una realidad. Tras vencer un sinfín de batallas de vida, como el bullying en su niñez y la pérdida de su hermana y de su abuelito, ganó la corona de Miss Nanchital, y ahora se prepara para Miss Veracruz, que se realizará en marzo.
“HE APRENDIDO A QUERERME, A ACEPTARME Y A AMARME COMO SOY”
¿Cuándo surge tu gusto por la moda y las pasarelas?
Desde niña. Tenía nueve años cuando me sentaba frente al televisor con mi familia a ver los concursos de belleza; en ese tiempo era Nuestra Belleza y siempre decía: “Algún día voy a estar ahí, arriba de una pasarela”, y me tachaban de loca, porque ¿cómo se va a ver una persona con discapacidad en una pasarela o en un concurso de belleza? ¡Nunca!
Sin embargo, la vida te ha obligado a sortear los obstáculos...
Así es, he tenido muchas caídas. Creo que la vida no es fácil para nadie, y me he enfrentado a situaciones que han sido muy difíciles, pero he aprendido a levantarme. Soy optimista y siempre procuro ver el lado bueno de las cosas para salir adelante, eso me ha ayudado muchísimo.
¿A qué situaciones te enfrentaste?
Por mi discapacidad sufrí discriminación en mi niñez; y es que en mi lugar de origen (Villa Allende) no se había visto una persona que no tuviera brazos y que fuera a la escuela. Aprender a vivir con mi discapacidad no fue fácil, porque de la noche a la mañana no te aceptas totalmente; ha sido un proceso duro, pero he aprendido a quererme, a aceptarme y a amarme como soy.
¿De qué forma te discriminaban en la escuela?
Sufrí bullying por parte de mis compañeros, pero es algo normal; siempre he dicho que un niño es la persona más inocente que puede existir y te dice las cosas como son. A mí me decían: “¿Por qué no eres una niña normal? ¿Por qué te faltan los brazos?”.
“NUNCA ME HA GUSTADO QUEDARME ESTANCADA”
En ese momento tú también eras una niña, ¿qué hacías cuando te decían esas cosas?
Me preguntaba: “¿Por qué a mí? ¿Por qué se ríen? ¿Por qué me tocó?”, pero mi mamá, que ha estado conmigo siempre, me decía: “Si eres diferente es por algo, pero eres igual que ellos”, y eso me ha dado mucha fuerza. Siempre he tratado de salir adelante y nunca me ha gustado quedarme estancada en un lugar; al contrario, creo que todo eso me motivó, porque sé que tengo las mismas oportunidades y las mismas ganas que todos. Y bueno, afortunadamente, la secundaria y preparatoria las viví como cualquier adolescente, y la universidad ni se diga, siento que ha cambiado mucho la sociedad.
A nivel personal, ¿qué es lo más difícil que has pasado?
Hace cinco años perdí a dos personas de mi familia muy importantes para mí: mi hermana y mi abuelo.
¿En un accidente?
No, mi hermana nació con complicaciones más fuertes que yo; tenía síndrome de West y microcefalia. Falleció a los siete años, yo le llevaba 13; fue muy duro, porque además, 40 días antes, murió mi abuelito, que era como mi padre. Pasé por situaciones emocionales muy difíciles que me hicieron caer en depresión; confieso que toqué un fondo muy feo y oscuro, pero la vida sigue y es bonita si aprendes a vivirla.
“ESTAMOS LUCHANDO POR VOLVER LA CORONA INCLUSIVA”
Por otro lado, ¿cómo te iniciaste en el modelaje?
Fue hace un año gracias a una diseñadora muy reconocida de mi región, Perla Chegüe; no la conocía, de repente me habló y me dijo: “Voy a hacer un proyecto de moda inclusiva, estoy haciendo un casting de modelaje; si quieres ir, adelante”. Entonces me animé, fui al casting, que era al día siguiente, y me quedé. Ella me enseñó muchas técnicas de modelaje, a desenvolverme en el escenario y a perder el miedo al público. Después llegó el proyecto del certamen de belleza a nivel local.
Ganas Miss Nanchital y ahora vas por la corona de Miss Veracruz...
Así es, estamos luchando por esa corona, por volverla inclusiva y hacer un cambio en los certámenes de belleza, ¡demostrar que sí se puede!
¿De qué manera te estás preparando para el certamen?
Llevo cuatro meses preparándome, tomando clases de pasarela, baile, música, oratoria, inglés, maquillaje... Además, tengo que presentar un talento, así que voy a tocar el piano. Desde un principio mi coordinadora y yo dijimos que no queremos que nos hagan ningún favor, que voy a participar como cualquier otra de mis compañeras y a pasar las mismas pruebas.
¿De qué forma tocas el piano?
Con los pies, hago todo con mis pies... Mis pies son mis manos. Soy muy independiente con ellos: escribo, agarro la comida, los vasos, ¡todo!
Además, haces ejercicio y ¡presumes cuerpazo!
En realidad, llevo poco tiempo en el gimnasio, pero fue algo que me pidieron, tener un cuerpo más estético, porque yo estaba más caderona, entonces ahí me ven, metiéndome a dietas y masajes reductivos. En dos meses he visto buenos resultados, ¡he bajado casi 17 kilos y dos tallas, pesaba 75 y ahorita estoy entre los 59 y los 60.
