La actriz se casó en Estados Unidos. Por esa relación está dispuesta a dejar 25 años de carrera artística
Luego de actuar en Mentiras perfectas e Historias clasificadas, Ana Bolena Meza decidió darle un vuelco a su vida: hizo maletas y se fue a recorrer países de Europa, Asía y Oriente Medio, hasta Suramérica, sin más intención que conocer el mundo.
Mientras estaba en el proyecto, y alejada de la televisión, se le cruzó en el camino una oportunidad de volverse a enamorar, luego de su separación del actor Luis Eduardo Arango.
Su nombre es Randall Austin, abogado de inmigración en Estados Unidos; además, músico aficionado (baterista) y en su juventud hizo comerciales de televisión.
?Nos presentaron por teléfono, luego entramos en contacto por Internet. Al principio fue complicado porque Randall es muy tímido. Desde el inicio me gustó que es espiritual, le gustan los signos, la numerología y me encanta que toque la batería porque yo soy roquera?.
Desde que se conocieron por medios virtuales, la comunicación fue diaria, hasta cuando llegó el día de verse personalmente. La cita fue en el aeropuerto de Miami. Apenas se vieron, entendieron que habían pasado la prueba. Y se enfrentaron al primer problema: ?Randall estaba tan nervioso que no recordaba dónde había parqueado el carro?, recuerda con humor Ana Bolena.
Fueron a comer a un restaurante. La comunicación fue a través de dibujos en servilletas, porque la actriz colombiana no habla inglés fluido. ?Eso me enamoró: esa ternura, respeto y compresión. Los dibujos, que aún conservo, fueron determinantes para que a los tres minutos de estar sentada frente a él comprendiera que Randall era el hombre de mi vida. Ese día empezó un noviazgo que duró 8.640.000 segundos; es decir, cien días?. Ana Bolena confiesa que a los tres días de ese encuentro, Randall ya le estaba pidiendo matrimonio.
?Me invitó a una cena romántica en su casa, con vino rojo, champaña y velas. Se arrodilló frente a mí, al estilo antiguo, y me preguntó si quería ser su esposa, porque él llevaba 55 años esperándome. ¡Y solo llevábamos tres días juntos! Le respondí que a los tres minutos de haberlo conocido sabía que algún día sería su novia y hasta su esposa?. Al día siguiente se quedó en Miami para empezar a preparar la boda en Las Vegas (EE. UU.).
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