ANDREA LEGARRETA y el ex Timbiriche celebran 19 años de matrimonio, y ella nos cuenta cómo viven la relación en estos momentos
Texto: Nayib Canaan Fotos: Javier Arellano, José Luis Ramos, Web, Archivo
Ella se sigue sonrojando con las flores, los piropos y los detalles de Erik Rubín. Pueden haber pasado 19 años desde su matrimonio, pero Andrea Legarreta vive el amor con más intensidad; ahora en un estado de madurez. La animadora del programa Hoy nos revela que, a pesar de las crisis y de los errores, su relación con el excantante de Timbiriche sigue firme, fortaleciéndose cada día más al lado de sus retoños: Mía y Nina, quienes se convirtieron en unas maestras de vida. “EL AMOR NO TIENE FECHA DE CADUCIDAD” Han pasado 19 años y todavía te mandan rosas, ¿te sigue emocionando? Sí, claro. Los aniversarios siempre son especiales y cuando vienen acompañados con un detalle, lo son mucho más. Es bonito cuando te hacen ver que recuerdan estas fechas. Ver que son momentos especiales para él, lo valoro y aprecio mucho. Ciertamente sumamos 19 años, pero son distintas etapas en la relación, en el amor que se ha ido transformando. Estas flores son un apapacho al alma. ¿Sientes las mismas mariposas de la época del noviazgo? No, no. La gente sabe que no. Las mariposas del enamoramiento, del inicio, no duran mucho. Dicen que químicamente llegan a durar dos o tres años. Aunque en realidad, es amor al fin y al cabo, un amor que se transforma, que se vuelve mucho más maduro, que se vive de forma distinta y con más paz. Ahora nos sentimos más estables, acompañados, porque ese sentimiento es maravilloso y permanece ahí. Diferentes estudios científicos se empeñan en demostrar que el amor sólo dura siete años y que lo demás es costumbre... ¡Yo no creo que el amor se acabe en siete años, por Dios! El amor es un sentimiento que, si lo alimentas, va a seguir creciendo. Es como si dijera que a los siete años dejamos de querer a nuestros padres o a nuestros hijos. Siento que el amor no tiene fecha de caducidad, pero sí de transformación, y eso es distinto. “NOS GUSTA REGALARNOS VIAJES” ¿Ustedes como pareja acostumbran a darse regalos en estas fechas especiales? Digamos que no somos muy de regalar cosas materiales; o sea, de vez en cuando tenemos un detalle de cosas que nos gustan a cada uno. Nos gusta más regalarnos viajes, eso lo disfrutamos más. De hecho, ya pronto nos vamos de viaje, una aventura que anhelamos los cuatro. Será nuestra manera de celebrar oficialmente estos 19 años de matrimonio.
Entonces él te dio las flores, pero tú no le regalaste nada... (Risas) Sí le regalé: le di unos lentes espectaculares que sé que le gustan mucho. Es que cuando me pongo a pensar en algo que le gusta, se me viene a la cabeza un sombrero, una chamarra, unos lentes o unos tenis. Afortunadamente le fascinaron, pues él no es tan fácil de complacer. Ya cuando sonrió y se los puso, supe que había acertado. ¿Cuando eran novios sufrías a la hora de darle un detalle? No es que lo sufriera, pero prefería darle placeres, como llevarlo a su restaurante favorito. Sabía que eso le iba a gustar más que cualquier objeto que se me ocurriera. Son casi dos décadas de matrimonio; ¿consideras que aún te falta aprender? Sí, es algo que constantemente le digo a mis niñas. Los seres humanos estamos llenos de errores porque vamos aprendiendo con el día a día. Aunque a veces nos parezca igual el día de hoy al de ayer, no lo son, pues son experiencias distintas que nos transforman. Entonces yo sí creo que uno va cambiando con los años y al aprender cometemos errores. Lo importante es que sirva de algo haberla regado. “JAMÁS HEMOS LLEGADO A UNA AGRESIÓN FÍSICA O VERBAL” Sin embargo, esos errores le inyectan adrenalina a la relación, ¿no crees? ¡Ah, por supuesto! Además, la gente tiene la percepción de que somos una pareja perfecta, o ejemplar, pero no. Llevamos 19 años de casados con todo lo que eso incluye. Y no es muy común en estos tiempos llegar a ese número, mucho menos dentro de este medio. Pero nosotros somos una pareja normal, hemos tenido la suerte de tener personalidades que se adaptan a la otra, por eso la convivencia ha sido fácil. Nosotros nos amamos y mientras exista el amor hay conflictos, hay diferencias, hay momentos de crisis fuerte porque como he dicho tantas veces, nos vamos transformando. No somos las mismas personas que nos casamos hace 19 años. Cuando hay roces o algún momento de diferencia, lo que tratamos de hacer es no llegar a las ofensas, que no haya ningún tipo de agresión, ni verbal, mucho menos física. ¡No somos violentos! Y eso ayuda a que los desacuerdos se arreglen de una manera pacífica, aunque estemos muy enojados. ¿Estando tan enojados no ha llegado el momento en que Erik ha tenido que dormir en la sala? (Risas) Aún estando molestos en una de nuestras discusiones, no ha llegado el momento. Todavía no le ha tocado dormir en el sofá. Cuando él está en casa dormimos en la casa, juntos, en la cama. Así lo hemos decidido y hasta el día de hoy no ha pasado, sólo dejamos que pasen las cosas. Yo no creo eso que dicen: “No se vayan a dormir bravos”. ¡Nos hemos dormido enojados! Sin embargo, tratamos de arreglarlo lo más pronto posible porque no nos sentimos bien estando separados. Eso es darle el ejemplo a sus hijas... Sí. Es que mira, estamos rodeados de mucha gente tóxica y ves a los jovencitos enfrascados en relaciones que no entiendo, tan intensas, llenas de celos, violencia. Por eso me da gusto que le estemos dando un bonito mensaje a nuestras hijas, que entiendan que existen parejas que hasta para resolver las diferencias conservan el respeto, que hay parejas que aunque estén enojados, se siguen amando y están dispuestos a reparar el daño. Mis hijas ven a dos personas que están dispuestas a luchar por lo que quieren. Ellas han comprendido que las relaciones no tienen que ser desechables. Nosotros como padres les hacemos ver que hay hombres que respetan a sus mujeres, que les dan libertad en el trabajo, que las dejan ser libres en su arreglo, que las dejan tener amigos varones, en poder salir y tener una vida de mujer independiente. “MIS HIJAS NUNCA HAN VISTO UN PAPÁ BORRACHO” ¿Ha sido esa la clave del éxito en su relación?, que cada uno le da espacio al otro... Obviamente hay respeto, y esa puede ser una de las claves. El respeto nos ha dado libertad individual y a la vez tranquilidad. Cada quien ha sido libre de hacer lo que quiere, eso es valiosísimo. En tanto tiempo, ¿qué has aprendido de él? Erik es muy apasionado con su carrera, con la música. No quita el dedo del renglón, desde que era chiquito siempre ha luchado por ser el mejor en lo que se dedica. Eso lo admiro y representa un aprendizaje para mí. Hasta le fecha se preocupa por cada presentación, por entregar todo sobre el escenario. Me gusta mucho lo gran artista que es, a la hora de producir es muy meticuloso, muy dedicado, se exige mucho a sí mismo. Entonces quienes estamos alrededor vamos aprendiendo, nos volvemos igual de comprometidos y apasionados. Erik es muy bondadoso y eso no se encuentra en estos tiempos, claro que tiene errores, pero ¿quién no? Él no tuvo una infancia fácil y esa bondad la mantiene, porque hay quien se excusa en sus momentos difíciles para volverse egoístas. Es un gran tipo y siempre está trabajando en él, incluso en lo espiritual. Busca mejorar sus defectos constantemente. También es un gran padre... Eso ni qué decirlo. Es muy comprometido, muy amoroso. Con las niñas ha sido siempre muy cercano. Mis hijas nunca han visto un papá borracho o una mamá borracha. O sea, no han visto a su padre atrapado en una adicción, gritando o violento. Eso no ocurre ni en casa ni afuera. JUNTOS EN EL CINE Esta semana llega a la cartelera la película Parque mágico, en la que Andrea Legarreta y Erik Rubín prestan sus voces a los personajes principales junto a sus hijas, Mía y Nina. En la historia escrita por Josh Appelbaum y André Nemec, la animadora interpreta la voz de “Mamá”, que en inglés hace Jennifer Garner. “Fue muy divertido estar todos juntos en este doblaje, pues pienso que ya con el paso del tiempo quedaremos inmortalizados como familia en esta cinta”, manifestó Legarreta. [emb
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