ELYFER TORRES desapareció de las redes sociales para crear intriga con su protagónico en la telenovela BETTY EN NY
TEXTO: NAYB CANAÁN FOTOS: EDSON VÁZQUEZ, GETTY IMAGES, CORTESÍA
Morena, con curvas y de cabello rizado. Así, la mexicana Elyfer Torres rompió paradigmas interpretando a la fea más bella de la televisión en una nueva versión del clásico colombiano Yo soy Betty, la fea, grabada en Estados Unidos bajo la producción de Telemundo con el nombre Betty en NY. A los 22 años, la artista saltó de La rosa de Guadalupe al estrellato que ahora le brinda esta comedia romántica estrenada en el canal Nu9ve a las 10:30 de la noche, consiguiendo el respaldo del público que quedó atrapado con las peripecias de una protagonista fuera de lo común. “LA BELLEZA NOS ENCADENA” Finalmente, la telenovela llegó a México, tu país... Sí, después de ser un gran éxito en Estados Unidos. Estoy contenta, emocionada, porque además, el elenco es muy mexicano. Entonces, que ya esté aquí, en mi país, representa un orgullo. Ahora sí la podrán ver mis papás, mis familiares que no podían porque viven acá; en parte, esta transmisión me devuelve a mi patria (risas). Recientemente fuiste tendencia en las redes sociales con el cambio de look que agradó a muchos, pero otros estuvieron en desacuerdo. ¿Qué posición fijas al respecto? Se creó una polémica, pero yo estoy a favor de lo que las personas quieran, sea con Betty o con cualquier otro ser humano. Me pareció un acierto muy grande el pelo rizado, en primer lugar porque yo lo tengo así, chino, y en segundo, porque la belleza siempre ha sido muy estigmatizada... Hay quienes piensan que para ser atractivas debemos traer el cabello liso, planchado. Nosotros no estamos intentando apegarnos a un estereotipo, sólo queremos mostrar una belleza natural, a una mujer con amor propio que se quiere y se acepta como es. Y eso es lo más importante, que te gustes a ti mismo y no a los demás. Es que hay niñas que quizás estén creciendo con la idea de que para ser bonitas o aceptadas deben llevar el pelo de una u otra forma. Lo más importante es el empoderamiento y la fuerza interna que tenemos. ¿Cuál es el concepto que manejas de la belleza? A mí me gusta pensar que lo más importante es la belleza interior, aunque al final, está comprobado que el 96% de la opinión que obtenemos de la gente es meramente visual. También soy muy fan de empoderar todo tipo de belleza, no sólo la típica egocentrista: la rubia, delgada, pues todas somos hermosas. Otra cosa que me gusta pensar es que el objetivo en la vida no es ser bella, el objetivo es ser lo que queramos ser. Para mí, la belleza es un constructo social que de repente nos encadena a ser quienes no somos. De repente apareces convertida en Betty, pero poco se sabía de ti, ¿la idea era generar expectativa? Eso fue una estrategia de la cadena Telemundo... Yo tenía redes sociales, pero tuve que archivar todos mis posts de guapa o donde me veía diferente al personaje, por decirlo así. Y funcionó, porque es un personaje muy querido, que tiene su propia personalidad, que habla distinto a mí, se mueve y se viste distinto, por eso quisimos conservar la magia y que la gente se preguntara quién era yo, crear ese morbo en el público. ¿Cuál fue ese primer reto con el que te encontraste al ser elegida entre tantas actrices? Lo primero fue buscar una Betty completamente diferente a lo que ya se había hecho antes y, honestamente, por eso no vi ninguna versión. Es que si veía una de las versiones ya existentes iba a intentar imitar, inconscientemente, algo que ya estaba hecho. Así fue como decidí hacer mi propia versión, fresca y nueva.
“YA NI PODÍA IR AL SÚPER” Betty es una mujer con muchos fantasmas, muchos miedos, ¿tú los tuviste a la hora de enfrentar el reto? Creo que todos en la vida alguna vez nos hemos sentido como Betty, humillados, tristes, descalificados, inferiores, es un proceso normal que nos pasa por cómo está construida la sociedad con todo y sus prejuicios. Al principio asumí que era un reto muy grande porque ya era una nueva versión de un gran éxito mundial. A mí me podía ir muy bien o muy mal, no había un punto intermedio. Estaba clara que si fracasaba sería mi catapulta al abismo. ¿Te cambió la vida? ¡Por completo! Me cambió para siempre, positivamente. No me ha pasado en México, pero en Estados Unidos ya no podía ni ir al súper sin que me pidieran fotos, me abrazaran. La verdad, es muy gratificante que a la gente le guste tu trabajo, porque para eso lo hacemos, para recibir el amor del público. Yo soy muy de la idea de que los artistas debemos tener un discurso y un mensaje positivo qué comunicar, porque si no, nuestro trabajo como figura pública no está hecho. Afortunadamente, Betty me dio la oportunidad de contar una historia de amor propio, de empoderamiento femenino. ¿Las otras intérpretes de Betty no te han ubicado para felicitarte? No, sólo sé que Angélica Vale dijo algo en un portal web, que lo que había visto, le gustó mucho, y que estaba muy feliz de que se compartiera esta historia que sana tantas almas, lo que me pareció un mensaje muy lindo. Pero no he tenido ningún contacto con ellas; me gustaría mucho conocer a America Ferrera, quien hizo la versión en inglés: Ugly Betty.
¿Qué es lo más recurrente que te dice la gente ligada al medio? Me preguntan si no siento que mi carrera va a terminar después de esto, que me va a pasar como Ana María Orozco, pero yo creo que eso depende de la actriz. Angélica Vale, por ejemplo, siguió trabajando; America está en Hollywood. Todo depende de cómo busquemos las oportunidades. ¿Hubo algo que te marcó en esta telenovela? Creo que me marcó ser Betty durante todo un año. Me dejé crecer el bigote para tenerlo real, me dejé crecer las cejas, todo era mi vello de verdad. Hasta me puse brackets, hice todo muy orgánico, porque quise presentarles una Betty de verdad y no una caricatura. Yo me sentía hippie (risas), y así viví durante esos meses, yo era Betty en la calle. Al final me convertí en una mujer libre y ahora no me da pena nada. Si un día me veo mal me digo a mí misma: “Nada va a ser peor que Betty en Nueva York”...