El Director Editorial de TVyNovelas, Gilberto Barrera, comparte una emotiva carta de despedida en la que narra el lado humano de la productora Magda Rodríguez
Por: Gil Barrera
No necesitaba de un foro de televisión para producir. Magda Rodríguez siempre estaba activa, creando, producía a la hora de la comida, mientras caminaba y su mente no frenaba.
Era una mujer admirable en toda la extensión de la palabra, luchona, emprendedora y nunca se rendía, nunca encontraba un no como respuesta. Fue así como conquistó cada uno de sus pasos.
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Aunque estudió derecho, su vida en la televisión comenzó como vendedora y fue Martín Luna, ejecutivo de Tv Azteca, quien la respaldó para dar el paso como productora.
Su particular visión le permitió identificar claramente a la audiencia, saber qué es lo que busca y cómo complacerla. Era una mujer brillante que sabía los elementos correctos para ganarse al televidente.
Tuve el gusto de trabajar con ella y aprenderle mucho; compartir momentos buenos y ante las cosas más tristes jamás se vencía, pues seguía adelante. Su ejemplo de perseverancia debería quedar acuñado en algún lado, porque para ella no existía la palabra imposible.
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Tenía muy clara la importancia de las audiencias y aunque muchos “críticos” del espectáculo se dieron vuelo destrozándole, aún así, soportaba y entendía la rudeza del entretenimiento. Me tocaba verla enojada por algún trascendido lastimoso, pero también ver su capacidad de reconstrucción para darle la vuelta.
Era una fiel creyente de las energías y cuando tenía la oportunidad de vengarse, todo lo dejaba al destino; el perdón era su ejercicio favorito y los valores su principal complemento.
Recién llegó como productora al programa HOY me dijo: “Oye, quiero meter elefante en un foro, ¿crees que sea mucho pedo? -asombrado respondí- ¿crees que se pueda? Y al día siguiente no era sólo un elefante, también un burro y tres caballos.
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Ella era Magda, entusiasta, aventada y sumamente sensible; consciente de las necesidades de la gente y por mucho que una persona la hiciera enojar, lo último que pensaba era quitarle el trabajo a alguien. Podía soportar desplantes y tenía la virtud de la reflexión, no soltaba el espadazo, se bajaba al nivel de quien le dañara o no le siguiera el paso, para sacarlo adelante, aunque ella tuviera que sacar responsabilidades ajenas.
Era un ejemplo de disciplina, todos los días estaba en su oficina entre 5:30 y 6 de la mañana para revisar minuto a minuto su último reto, el programa HOY y dejaba de trabajar a las 12 de la noche o una o dos de la madrugada, con tal de dejar todo como ella lo quería.
Nunca le decía que no al trabajo y fue así como logró ser la productora con más horas de aire en vivo, y una máquina para hacer rating. Su ejemplo quedó en este 2020 con programas exitosos como HOY, Laura sin censura y Guerreros 2020.
No sólo su amor por la televisión le abrieron las puertas del éxito, también su vocación, paciencia (a pesar de que era sumamente impaciente) y pasión por su trabajo.
Sus conceptos creativos fueron basados en la audiencia y desde esa perspectiva hizo grandes éxitos como Enamorándonos, que de ser un programa en fase terminal, terminó siendo uno de los fenómenos más grandes de la pantalla.
La televisión era su pasión y lo que ahora permitirá que su nombre quede grabado en letras doradas, porque Televisa no sólo perdió a una gran productora, también se fue un ser humano excepcional.
Hace unos días festejó su cumpleaños, la noche del sábado, como un soldado de San Ángel, vio los Premios TVyNovelas, festejó el triunfo de muchos, mandó mensajes de felicitación, después se fue a dormir y hoy (domingo 1 de noviembre) por todas las virtudes aquí descritas, tomó un vuelo con rumbo a la inmortalidad.
Te vamos a extrañar querida Magda.
