LORENA TASSINARI mete las manos al fuego por el tenor
TEXTO: ELVIRA GOMEZTURJA • FOTOGRAFÍAS: GETTY IMAGES, CORTESÍA • DISEÑO: GERARDO CASTILLO GÁMEZ
Cantante, compositora y actriz, Lorena Tassinari, a quien recordamos por su participación en telenovelas como Muchachitas, Balada por un amor, Milagro y magia, El premio mayor y Mujer de madera, saltó de los sets de televisión a los escenarios de ópera gracias a su voz de mezzosoprano y a sus conocimientos musicales. Trabaja con Plácido Domingo desde el 2003, lo conoce bien, y es la primera mujer que alza la voz en defensa del tenor, después de que en septiembre de 2019 fuera acusado de acoso por 20 mujeres.
“SIEMPRE HA SIDO UN CABALLERO”
¿Cómo y cuándo conociste a Plácido Domingo? El 21 de diciembre de 2003 en Cancún, en el solsticio de invierno. Me lo presentó el promotor de uno de los conciertos que ofreció en un lugar cercano. Después hubo una cena de gala; ahí empezó nuestra amistad. ¿Qué tipo de relación tenías con él? Profesional. Al presentarnos me preguntó si era pariente de la soprano Pía Tassinari (1903-1995). Contesté que no. Le entregué mi primer disco y mi tarjeta con mis teléfonos. A los 10 días me llamó y dijo estar muy impresionado con mi música; no conocía muchas compositoras mujeres vivas, y menos de música clásica. Agregó que le gustaría que hiciéramos algo juntos, y si podía escribirle algunas arias de ópera. Por supuesto le dije “¡sí!”. ¿Cómo era su trato? Siempre ha sido un caballero. Nuestro primer acercamiento para comenzar a trabajar fue en Nueva York; mi mamá y yo viajamos y fuimos a un departamento muy bonito. Estaba muy nerviosa porque hacía tanto frío que no podía tocar bien el piano. Elogió mi interpretación, toqué algo de mi música e inició un trabajo de equipo.
“NI SIQUIERA ME PIROPEÓ” Si te acompañó tu mami, difícilmente podría acercarse a ti en otros términos, ¿no crees? Oportunidades hubo muchas, pero él es muy respetuoso, un caballero de los que ya no hay. Hice viajes en los que fui sola a Los Ángeles, Nueva York, Washington, Budapest, donde toqué piano, canté, revisamos partituras, me hizo sugerencias sobre la música... En Budapest la grabación se realizó en vivo con orquesta sinfónica, dirigida por Eugene Khon, asesorada por Plácido Domingo, y nunca, nunca, ni siquiera me piropeó. El maestro Domingo siempre está rodeado de mucha gente: Nikky Marco, su asistente, quien está permanentemente a su lado; Chris Alder, productor de Deutsche Grammophon; Eugene Kohn, su director; sus hijos, muchas veces Martha, su esposa... En fin, no es tan sencillo llegar a él, y menos que te insinúe cosas. Depende también del lugar que se dé la mujer. En 17 años de conocerlo, ¿ha habido algún acercamiento romántico de él hacia ti? Jamás. Él se fija en tu talento, e insisto: es muy respetuoso, cariñoso, cálido, dulce, tierno, porque esa es su forma de ser. Es un hombre bueno, noble, más grande que las difamaciones que le puedan inventar. Además, muy generoso; no olvidemos cómo nos ayudó en el terremoto de 1985, y sé que ayuda a una colonia en Acapulco, Guerrero. De hecho, financió la construcción de las casas y realiza muchas obras de beneficio sin que la gente se entere. ¿Dudas de los señalamientos de estas mujeres? El medio operístico es muy cerrado hacia los hombres y la raza blanca. Estas mujeres alegan que su carrera se vino abajo por él. Yo creo que no cantaban lo suficientemente bien para presentarse en el Met o en los teatros que él dirige y que exigen estándares altísimos. El maestro siempre apoya el talento; si le ve futuro, te apoya sin dudarlo. Ahora, si una mujer llega de “resbalosa”, un hombre puede caer. ¿Cuál crees que sea el propósito de estas acusaciones? En un viaje que hice a Viena, Austria, en verano del año pasado, escuché en una cena a una persona alemana decir que planeaban hacer algo muy fuerte contra el maestro para quitarle el control que él tenía sobre la ópera en todo el mundo, poder que adquirió por sus conocimientos y trayectoria. No lo creí, pero veo todo lo que ha ocurrido. Creo que ese es el propósito principal: desprestigiarlo y restarle poder.