Doloroso momento vivió Javier Carranza “El Costeño”, luego de que su expareja, Karen Anabel “N”, decidiera alejarse de su vida y no sólo eso, sino sustraer una computadora y dinero de la casa del comediante; sin embargo, familia, amigos y, por supuesto, su trabajo mantienen a Javier a flote.
“Estoy tranquilo, bendito sea Dios, ya no la estoy sufriendo, yo decía: ‘Tenía miedo de perderla, ya la perdí, un miedo menos para estar sufriendo’, y, bendito sea Dios, ya en otra tesitura, entendiendo que lo que cuesta dinero sale barato”.
“NO ME ARREPIENTO, TENGO QUE APRENDER, LO QUE LO QUE DI, LO DI DESDE EL AMOR”
Para El Costeño han sido días difíciles; sin embargo, poco a poco ha llegado la calma.
“Al principio fue muy complicado, diciendo: ‘No lo entiendo, quién eres, quién eras, por qué tanta mentira, por qué manejarse de esa manera’, al día de hoy no me arrepiento, tengo que aprender, lo que lo que di, lo di desde el amor, desde el cariño, desde el corazón y cuando va desde ahí no hay arrepentimiento, hice las cosas bien, como las tenía que hacer según yo”.
Tras la sustracción de algunos de sus bienes, Carranza asegura que existe un procedimiento legal. “Hay una denuncia interpuesta, hay que desahogar pruebas y lo que el proceso necesite, y a cuidarnos porque no sé quién era, no sé de qué sea capaz, esto lo venía tramando ella, según la gente de mi alrededor, desde hace muchísimo tiempo, entonces si tiene la capacidad de tramar esto, quién sabe a qué otra cosa se atreva”.
“ME QUEDA LA EXPERIENCIA DE IRME CON MÁS CAUTELA”
Intentando sacar siempre lo mejor de las situaciones, Carranza tiene claro el aprendizaje de esta dolorosa situación: “Creo que me queda la experiencia de irme con más cautela, conocer más a la persona porque pareciera que no terminamos de conocerle, no estoy cerrado a nada, pero por hoy, me voy a dar mi espacio, mi tiempo, no quiero estar con cualquiera”.
Javier es consciente de que el éxito obtenido a lo largo de los años, es parte de la disciplina y esfuerzo que ha puesto a su labor. “Muchos años, muchas horas, una vez me decía un muchacho, yo quiero ser como tú y le dije: ‘No, tú lo que quieres es tomarte fotos, dar entrevistas, firmar cheques y autógrafos, pero las ching... que nos metemos no las quieres’, aquí llegan los compañeros enfermos, adoloridos, des-velados, nos estamos durmiendo entre escena y escena y aguantando, aguantando lo que sea y es una friega, así nos toca, nosotros elegimos esto y tenemos que asumirlo”.
El éxito suele cobrar factura y Carranza lo sabe, pues lo ha vivido en carne propia. “Un día estábamos grabando y me dio un dolor en el riñón izquierdo muy fuerte y me tuvieron que inyectar para poder seguir grabando y después ir al médico. Traía un cálculo ahí atorado, es de los peores dolores, pero con la responsabilidad de cumplir en tu chamba”.
Agradecido con la vida y su personaje, El Costeño recuerda cómo llegó éste a sus manos: “La idea del personaje es de Manuel Rodríguez Ajenjo, escritor de comedias como La carabina de Ambrosio, Ensalada de locos y muchos más, a él le agradezco la idea, que me volteó a ver, le puso luz a mi sombra y decir: ‘Es aquí y es él’, y creo que nos quedó muy bien”.