Mayrín Villanueva y Eduardo Santamarina se la han mentado en terapia, pero su amor es ma?s fuerte y el próximo año celebrarán una década de matrimonio En los matrimonios no todo es miel sobre hojuelas, y Mayrín Villanueva y Eduardo Santamarina lo saben, tanto así que Lalo nos confesó que en su terapia de pareja han terminado hasta mentándosela, pero el amor que se tienen es más fuerte y desean continuar caminando juntos, por lo que el próximo año celebrarán una década de casados con un viaje inolvidable. Por ahora están a punto de estrenar su tercera puesta en escena juntos: La verdad, una comedia de parejas plagada de “mentiras piadosas” y, a propósito del título de la obra, los tórtolos se sinceraron con nosotros. ?HASTA EL DI?A DE HOY QUEREMOS SEGUIR? Eduardo, ¿te ha cachado Mayrín en alguna mentira? Si?, claro, pero no voy a decir en cuál porque no voy a balconearme, pero han sido mentiras no tan fuertes, nada como algo así de ser infiel; el di?a que me cache en una infidelidad, ¿que? es lo peor que puede pasar? Que me diga: ‘Hasta aquí’?, me deja, se da la media vuelta, se va y ella rehará su vida; aquí el problema voy a ser yo, que voy a perder a mi mujer y a mi familia por una calentura. Cuando no quieres estar con alguien hay que sentarse como gente civilizada y decir: “Gracias por los años que me diste, pero hasta aquí llegamos, porque otra mujer me está haciendo cosquillitas en el esto?mago?, ¡y se vale! ¿Aplaudiste la confesión que hizo Mayrín al “Burro” Van Rankin al decir que ella fue infiel contigo cuando todavía estaba casada con Jorge Poza? Es algo que hizo ella y ahí está, las cosas como son y hay que ponerles nombre y llamarlas como son, eso habla de la civilización que tenemos como matrimonio; todavía nos cuestan muchas cosas, y por eso se acordarán que abrimos el asunto de que íbamos a terapia y todo mundo dijo: '¡Ay, ya se van a divorciar!’. Porque ese es el concepto que se tiene cuando alguien va a terapia, pero no esta? pasando nada gracias a Dios; no hay que tomar terapia cuando ya tienes el agua al cuello, y la idea de ir a terapia es que, por ejemplo, yo traigo arrastrando cosas desde niño, a Mayrín ni siquiera la conocía, entonces quiero trabajar esas cosas para conocerme más a mí y darle lo mejor de mí a mi esposa, mis hijos, mis amigos y mi trabajo. ¿Piensan continuar con la terapia por mucho tiempo? Sí, ahorita la hemos interrumpido un poco por los ensayos que estamos teniendo, pero ya que estrenemos la vamos a retomar, porque es un espacio de hora y media que tenemos, y cuando salimos a veces lo hacemos muy sonrientes y otras salimos mentándonos la ma..., pero ni modo, siempre hay que abrazarnos y darnos un beso porque también de las situaciones difíciles se aprende, pero los dos queremos seguir, esa es muy buena señal; me voy a preocupar el día que ella me diga: ‘Hasta aquí’, pero hasta el día de hoy queremos seguir. Hablando de la verdad y la mentira que se tratan en la obra, ¿que? tan mentiroso has sido en tu vida? Cuando era niño fui muy mentiroso porque fui muy travieso, entonces, para no estar castigado siempre le tenía que decir a mi pobre santa madre mentiras, eso lo hacía para que los fines de semana me dejara salir a andar en bicicleta y uno va aprendiendo a ser mentiroso y se va haciendo un hábito el decir mentiras. Ahora que tus hijos esta?n en la adolescencia, ¿cómo le haces para que te hablen con la verdad? Es terrible en el aspecto de que hay que tener una apertura y una comunicación muy grandes, porque tampoco puedo pretender que mis hijos no me digan una mentira. ¡Por Dios, claro que me la van a decir!, pues si yo las dije y todos los seres humanos las decimos, no quiero ni pretendo que mis hijos sean cien por ciento honestos porque eso no existe, no podría pedirles eso, pero si la regaron, pues ya, que me digan, porque ¿quién te va a ayudar mejor que tu padre? Tampoco les pido que me cuenten todo porque ni quiero saberlo, como cuál fue su primera relación, ¡no, esas cosas no! ¿A quién le toca hablar de los temas de sexualidad con sus hijos? Con los hombres yo y con las mujeres Mayrín, porque también hay cosas de mujeres que yo no entiendo; sí sé más o menos, pero no entiendo a fondo, entonces, qué mejor que la mujer con las niñas y el hombre con los niños. Ya vienen sus 10 años de matrimonio, ¿cómo planean festejarlos? Queremos irnos de viaje, nos gusta mucho viajar, entonces queremos ir a un lugar que no conozcamos ninguno de los dos; todavía no podría decir cuál porque hay muchos, pero esa sería la tirada para el próximo año.
POR SU PARTE, MAYRI?N NOS CONTO?: ¿Perdonarías una infidelidad? No me atrevería a decir que jamás perdonaría una infidelidad porque no lo sé, no sé qué pasaría en ese momento; cuando llegue, ya platicaré qué hice. En sus casi 10 años de matrimonio, ¿qué ha sido lo más difícil que les ha tocado sortear? Lo más difícil que hay que sortear es el día a día, el sorprendernos, el abono de pareja; no tienes que dar por hecho nada, eso es lo más difícil que hay como pareja, el seguir abonando aunque estés cansado, aunque te dé flojera, ¿qué haces hoy para que mañana estés bien? Esa parte es más complicada. “ME ENCANTARÍA TERMINAR MIS DÍAS JUNTO A ÉL” ¿Qué han hecho ustedes para abonar su relación? Abonar con mucho trabajo, mucho amor, muchas ganas de permanecer juntos; hoy puedo decir que estoy bien, que hoy lo amo y lo adoro y me encantaría terminar mis días juntos a él. ¿Vendrán sus hijos a verlos a la obra? Claro, la chiquita no, pero los grandes sí, esta?n bien emocionados. Romina me pasa línea para que yo tenga el timing y es muy padre. Desde que ella estaba chiquitita me ha acompañado al teatro; me acuerdo cuando hice Sueños de un seductor en el Teatro de los Insurgentes, Sebastián tenía un mes de haber nacido y yo me sacaba la leche, y mientras le daba en la madrugada de comer yo estaba aprendiéndome las líneas, entonces mis hijos están más que acostumbrados y les encanta. Romina tenía tres años y se sabía la obra de memoria. ¿Romina piensa actuar? Le gusta mucho el arte, pintar, la fotografía, pero hasta ahorita no ha dicho nada de actuar, aunque dice que quiere hacer algo de arte, a lo mejor haciendo vestuarios y cosas así.
