HAYDÉE MILANÉS celebrará 20 años de trayectoria con un concierto en el Lunario del Auditorio Nacional
TEXTO: NAYIB CANAÁN • FOTOGRAFÍAS: RICARDO CRISTINO, WEB
Tiene el sabor cubano en la piel, en la sangre y en cada palabra que sale de su boca. Haydée Milanés es una trovadora que camina mientras va cantando los temas de su padre, Pablo Milanés. La intérprete, que celebra 20 años de trayectoria, se presentará el 30 de mayo en el Lunario del Auditorio Nacional estrenando su reciente producción musical: Amor, edición deluxe, que incluye una nueva selección de canciones de Pablo Milanés a dúo con grandes estrellas como Joaquín Sabina, Julieta Venegas, Lila Downs, Fito Páez, Ibeyi, Rosalía León, Francisco Céspedes, Omara Portuondo y Silvia Pérez Cruz.
Heredera de un gran talento, la cantante nos habla de este nuevo álbum y de cómo ve la música en los tiempos en los que los artistas van perdiendo identidad para apegarse a las modas.
“ME SIENTO LIBRE DE HACER LO QUE QUIERA”
¿Cuántos sentimientos experimenta un cantante a la hora de lanzar un disco?
Primero, hay mucha ilusión. Uno tiene muchas expectativas de que a la gente le guste el trabajo. Ya hemos sacado algunos sencillos que han gustado mucho, pero queda más de la mitad del disco por salir. Cuando uno estrena un disco siente como un alivio de haber terminado el trabajo. Yo estoy satisfecha, estos artistas me han enriquecido musical y espiritualmente.
¿Cómo ves el espacio que se le brinda a la trova en estos momentos?
Creo que esto también depende mucho de los intérpretes, los artistas; por ejemplo, siento que a mí me corresponde defender la obra de mi padre, hacer un reconocimiento a su música, hacerla llegar al público más joven. Y no sólo es trova, porque mi padre también ha sido cultivador de otros géneros como el bolero, la rumba y hasta el rock. El compromiso de los artistas con el público es muy grande, y cada quien debe defender las raíces de su país.
¿Musicalmente te has sentido limitada?
No. Yo no me siento limitada. Realmente me siento libre de hacer lo que quiera. Lo que me falta a veces es tiempo. Me considero una apasionada a la música. Se han hecho muchas cosas valiosas, pero otras que no me gustan. Cada género tiene su valor, y como en todo, siempre hay cosas buenas y otras malas. Está pasando que muchos intérpretes están buscando parecerse a otros, y ese es un tremendo problema porque es una falta de identidad y confianza en sí mismos. Cada uno tiene algo diferente qué dar, y ahí radica el valor de un artista.
Hay muchos colegas tuyos que se adaptan a otros ritmos de moda sólo para estar en tendencia...
En parte es comprensible porque hay mucha competencia. Puedo ponerme en el lugar de esas personas, incluso en el lugar de los baladistas que hacen reggaetón. Yo respeto a todos, pero se están perdiendo espacios, porque si dejas de hacer tu música para hacer la que está de moda, pues estamos mal. No estoy en contra de las nuevas tendencias, aunque no todo el mundo debe hacer lo mismo.
“NUNCA HE QUERIDO PASAR POR ENCIMA DE NADIE”
En 20 años de carrera, ¿has visto complicado el camino por el simple hecho de ser mujer?
Sí, yo pienso que, a pesar de que no he sufrido abiertamente algún tipo de agresión, evidentemente estamos en una sociedad machista en Cuba, México y el mundo entero. La mujer se ha tenido que ir im- poniendo. Yo dirijo hombres en mi orquesta y creo que soy respetada, pero a veces uno siente esa resistencia de reconocer que somos seres que estamos al mismo nivel de talento, inteligencia y capacidad. Nosotras debemos seguir luchando de una forma pacífica.
¿Cuando diriges hombres en tu orquesta te sientes una mujer empoderada?
Pues sí. Es una buena oportunidad cuando las mujeres tenemos la posibilidad de dirigir. Siempre hay que hacerlo con respeto, porque uno no lo hace para molestar. Sencillamente uno se prepara para ocupar esos lugares. Nunca he querido pasar por encima de nadie.
En este disco, ¿cuál dueto te generó mayor compromiso?
Los duetos que son un poco complejos son los que se hacen con cantantes que están lejos. Por ejemplo, Fito Páez está en Argentina, y el tema se tuvo que hacer a distancia, al igual que Joaquín Sabina.
Ciertamente, las nuevas tecnologías han resultado muy favorables para la industria musical, ¿pero no crees que también han marcado distancia en las grabaciones, quitándole el encanto de la magia presencial?
Todo tiene sus pros y sus contras. Las nuevas tecnologías en las grabaciones te dan también más posibilidades de arreglar cosas que quizá no están bien, de editar. Pero también le resta humanidad a la música. Queriendo buscar la perfección nos alejamos de lo tradicional, de lo bello. No te niego que ahora, gracias a los avances tecnológicos, a las redes sociales, la música está al alcance de todos, pero se pierde el encanto de comprar un disco.
“TRATO DE DEMOSTRAR QUE TENGO MI PROPIO TALENTO”
¿Cómo haces entonces para sobrevivir, con un disco físico, en un mercado casi digitalizado?
Sobrevivo luchando; el músico tiene que adaptarse al momento, y no se trata de cambiar el estilo, sino de abrirse paso y darse a conocer con los alcances que tiene. Yo he tenido que hacerlo, pero era obligatorio, porque si no, me quedo atrás.
¿Pesa mucho ser la hija de Pablo Milanés?
Es una gran responsabilidad. Desde el principio de mi carrera siempre esperaban mucho de mí y eso es bastante fuerte, sobre todo cuando estamos comenzando, porque uno es nuevo, desconocido, inexperto, inmaduro, inseguro... Vivir con la presión es duro.
A veces lleva años demostrar que los hijos de los grandes cantantes también tienen sus propios medios para brillar...
Sí, claro. Y lo entiendo perfectamente. Lo demuestro de una manera pacífica, con mucho esfuerzo. Trato de demostrar que tengo mis propios valores, mi propio talento, mi propia gracia, mi musicalidad.
¿De qué forma te apoya tu padre?
Él ha sido mi mayor influencia e inspiración. El hecho de haber nacido en esta familia ya me brinda experiencias invaluables. Ha sido maravilloso ver a mi padre cantar en la casa, ensayar... Para mí siempre fue increíble ser su público más cercano y directo. De ahí nació en mí ese de- seo de cantar, de dedicarme a la música. Él siempre me ha dado sus consejos, aunque no me impone nada.
¿Es estricto?
Me encanta que sea sincero. Cuando algo no le gusta, me lo dice sin la intención de condenarme o fustigarme. Afortunadamente le gustó este disco, y tener el consentimiento de él, que es el autor de estas canciones, resulta muy importante para mí.