Hija de la actriz Graciela Mauri, Ximena Loustaunau y Michel Duval son pareja desde hace tres años; han sabido compaginar sus agendas y viven una relación soñada, aunque el matrimonio no es algo que, en estos momentos, les llame la atención: “Siempre nos preguntan por la boda, pero todo a su tiempo. Pienso que un anillo no significa más o menos amor, queremos fomentar los cimientos de una relación y en eso estamos”.
Si algo ha aprendido el hijo de la reconocida actriz Consuelo Duval es a respetar sus procesos, a mirar hacia adentro antes de proyectarse hacia afuera. “Hace mucho tiempo me di cuenta que no somos el cuerpo, esto sólo es un caparazón que utilizamos para estar aquí y vivir una experiencia humana…”, expresó reflexivo.
Estas ideas no son gratuitas. Han nacido de momentos complejos, de búsquedas personales, “en épocas de mi vida en las que pensé que estaba en depresión, pero no porque me levantaba todos los días e iba al gimnasio, eso significaba que estaba bien, que me estaba parando de mi cama haciendo algo por mí”, señaló.
Michel Duval insiste en la importancia del balance entre el cuerpo y la mente, como un hilo invisible que mantiene la armonía: “La salud mental se debe cuidar a la par que la salud física, creo que a veces cuidas tanto tu salud física que te puede generar mala salud mental, o viceversa. Por eso es importante saber balancearlo”.
Con la serenidad de quien ha navegado por distintos extremos, Michel admite: “No soy obsesivo como para llegar a un trastorno alimenticio, soy obsesivo con la limpieza, con los cálculos, pero no es parte de mi personalidad... cuando estaba más chavo, sí quería hacer mucho ejercicio, quería hacer crossfit, pero nunca a un nivel obsesivo”, enfatizó.
En ese camino de autoconocimiento, viajar ha sido su brújula. “Me encanta conocer nuevos paisajes, hay algo que está en nosotros y es ser nómada, yo creo que el cambiar de aire, viajar y empaparte de diferentes culturas es buenísimo para el alma”.
¿Un reality con su familia Duval?
Sin embargo, si hay una brújula interna que no negocia, es la que apunta a su familia. Orgulloso del linaje que comparte con su madre, Consuelo Duval, y su hermana, Paly, Michel protege a los suyos con la firmeza de un guardián.
“Yo no tengo palabras finales, nada que ver, lo que sí creo es que si hacemos un reality tiene que ser bien cuidado... no voy a permitir que nuestro triángulo familiar sea envenenado por un productor que quiera sacar dinero”, dijo con franqueza cuando se le preguntó por la posibilidad de llevar su dinámica familiar a la pantalla.
“Yo sí creo que la familia Duval debería ser conocida más a fondo... somos un grupito bien especial. Creo que somos muy reales, muy auténticos, cada uno es tan diferente en su propio mundo que algo se podría llevar la gente. Yo tengo la parte holística, Paly apunta más a la psicología y mi mamá está en su mundo de colores”.
Pero es justamente en ese cruce entre lo holístico y lo artístico donde Michel ha encontrado su voz, su lugar, su esencia. Ha dejado de perseguirse a sí mismo para empezar a acompañarse: “Siempre he jugado a esta onda de que soy mi mayor crítico, pero también mi mayor fan, hay veces que me puedo ir muy a la izquierda o muy a la derecha, pero todo es eso, la dualidad, el balance”.