La transformación sin cirugías de Ana Martin: “Me fascinan mis canas”

“El maquillaje es el peor enemigo de la mujer”, dice la primera actriz.

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Considerada una de las mujeres más hermosas del espectáculo en los años 60, 70 y 80, Ana Martín luce hoy, a sus 76 años, una belleza natural inigualable. La primera actriz, hija del inolvidable comediante Jesús Martínez “Palillo”, nos contó cómo se cuida y reveló si se ha sometido a alguna cirugía estética. “No uso maquillaje, sólo cremas…”, nos confiesa.

Con tantos años de trayectoria, ¿todavía existe algo que la ponga nerviosa en el trabajo? Desde luego; el día que se me quiten los nervios, mejor me retiro. Cuando eres profesional y le vas a entregar tu trabajo al público, es inevitable ponerte nerviosa; además, a mí no me gusta actuar, ¡yo vivo los personajes!

¿De qué forma se prepara para lograrlo? Los leo muchas veces, los pienso y luego me voy metiendo en ellos. Empiezo a formarlos, me los almuerzo y lo vivo, porque vivir un personaje es sacarlo todo de verdad. Así lo hago yo.

Tantas vivencias, trabajo, y usted mantiene su cara hermosa, ¿cómo le hace? No uso maquillaje, sólo polvito y cremas, un poquito de sombras y me pongo pestañas (postizas) por debajo de las mías. No uso base de maquillaje ni nada de eso, entonces nunca me he estropeado la piel. El maquillaje es el peor enemigo de la mujer porque te tapa todos los poros y te arrugas. Además, me lavo mi carita en las mañanas y por las noches. En ese sentido soy muy disciplinada.

¿Se ha sometido a alguna cirugía estética? No. Tuve dos cirugías muy delicadas; fueron para limpiarme los moretones y para que me pegaran la ceja que se me desprendió cuando hice El pecado de Oyuki. Recuerdo que me espanté porque dije: “Donde me cambien la cara... ¡me muero!’. Me aterré porque siempre he querido verme conforme a mi edad. Ahora tengo 76 años y el próximo cumplo 60 de carrera y me fascinan mis canas, que los productores me llamen para interpretar abuelitas. Claro, pero ¡cómo olvidar que en su juventud presumía un cuerpazo natural! Sí, y es muy curioso porque en mi generación no existían los gimnasios ni las dietas; no sé si era lo que comíamos o qué, pero nadie hacía ejercicio y todas las de esa época teníamos unos cuerpazos.

En la cuestión del amor, ¿cómo está? ¿A esta edad? ¡Qué pregunta! Ahorita veo a un hombre desnudo y me desmayo... ¡Qué horror! Anduve con el país entero y uno que otro extranjero, y es real. Puedo decir que estoy muy contenta con mi edad porque ya viví mis romances, mis historias de amor, mis pasiones… ¡todo! Y decidí no tener hijos porque siempre he pensado que tener un hijo es un proyecto de vida para siempre, y yo tuve una infancia muy dura, difícil, así que decidí que si llegaba a tener un hijo no sería con el amor de mi vida, sino con mi mejor amigo, porque si te peleas con tu pareja, luego el niño anda como pelota: de aquí para allá. Al final decidí no tener, y no me arrepiento porque hice mi vida de otra manera.

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