Miren esta entrevista con el director Roman Coppola.
Roman Coppola, director de cine, videos musicales e hijo del reconocido realizador Francis Ford Coppola, cumplió 48 años hace unos días, edad a la que llegará el polémico actor Charlie Sheen el 3 de septiembre.
Desde que eran niños, el travieso e hiperactivo Charlie y el pequeño Roman, encantado por el jazz pero a la vez por el rock, se hicieron amigos.
“Lo que son las cosas”, dice Roman, pues es hasta hoy que, por fin, los dos lograron hacer realidad el sueño de trabajar juntos; actor y director se lanzaron en una nueva aventura llamada A glimpse inside the mind of Charles Swan III (Una mirada dentro de la mente de Charles Swan III), a estrenarse en estos días.
Se trata de una comedia que, sin mayor explicación, pareciera ser un capítulo más, pero de mayor duración, de la exitosa Two and a Half Men -obvio, sin Ashton Kutcher-, la cual no sólo catapultó la carrera de Sheen, también marcó un hecho en la historia del showbiz; Chuck Lorre, creador de la serie, demostró que dudar o titubear no iban con él al momento de correr al protagonista con el que trabajó ocho años: Charlie.
Aunque el hijo del actor Martin Sheen fue acusado de irresponsable, alcohólico y hasta adicto a las sustancias prohibidas -como su personaje en Two?-, se embolsó hasta más de un millón de dólares por capítulo grabado.
Con gran placer y honor, nos dimos a la tarea de entrevistar a Roman Coppola, nominado al Oscar este año por mejor guión (Moonrise Kingdom), cortometrajista y creador de videos musicales de bandas como Green Day (“Walking contradiction”), Daft Punk (“Revolution 909"), The Strokes (“12:51"), y, Arctic Monkeys (“Teddy picker”).
-Roman, ¿escribiste esta historia pensando en Charlie Sheen?
No, para nada. Tenía la idea de este personaje desde hace tiempo atrás. Quería llevar al cine a un personaje extravagante, muy imaginativo, infantil y creativo; se trataba de ideas que venía contemplando hace años; deseaba que se encarnara a una persona que además de eso, se derrumbara ante un rompimiento que le provocara caos y confusión.
“Cuando me di cuenta que estaba listo, pensé que no había nadie mejor que Charlie”, menciona Roman en entrevista vía telefónica, desde Los Angeles, California.
En febrero de 2011 se transmitió el último capítulo de Charlie Sheen en Two and a Half Men. “That Darn Priest”, episodio número 16, puso fin a la octava temporada del show. Meses después fue que dijo “sí” al entonces proyecto de Roman Coppola.
-Su película se convirtió en una nueva oportunidad para Charlie, después de tanto escándalo, ¿fue fácil que dijera “aceptó hacer el filme”?
Deja y te cuento que cuando era un niño, Charlie y yo nos hicimos amigos. Desde entonces, de vez en cuando hemos estado en contacto; hace poco más de dos o tres años lo visité en el set de Two and a Half Men y le comenté que haría una película. Él se interesó y hasta le dio curiosidad, pero titubeó un poco porque vio que para su personaje tendría que aprender a hablar español, bailar tap, cantar, montar a caballo. En ese entonces tenía mucho trabajo y se sentía cómodo en la serie.
“Tras ver que se trataba de un nuevo reto, me llamó para decirme que sí; creía en el proyecto y en mi trabajo”, dice el director nacido en Francia, naturalizado estadounidense.
Coppola revela que a pesar de estar convencido de trabajar con Charlie, muchos allegados lo previnieron.
“Me dijeron que estaba loco, que nunca se aparecería a filmar, que mejor trabajara con alguien más. Pero no escuché a nadie. Lo conocía, tenía fe y confianza en él, creo que él apreció eso, y al darse cuenta de las cosas, quizá consideró echarle ganas, ser profesional; se aprendió sus líneas; estuvo fantástico”, indica.
“Ha habido mucha controversia entorno a él. Pero puedo decirte que es buen actor, intuitivo; tiene muchas habilidades; es capaz de protagonizar importantes cintas; lo vimos en Wall Street. Seguro que hará más estelares para él”, añade.
El actor de cintas como Silence of The Heart, Platoon y Scary Movie 3, da vida a Charles Swan, quien sí baila tap, habla en español y monta un caballo, pero también al sujeto que, a pesar de vivir con su novia (Ivana; interpretada por Katheryn Winnick), guarda en su cajón fotos de ex parejas desnudas con close up en sus traseros y grandes senos, como los que dibuja -es diseñador- a sus pequeños sobrinos.
Por esa situación, Ivana lo deja. Después de varias situaciones con fuerte carga de comedia de situación y hasta sentimentalista, se dará cuenta que no todo ha terminado.
-¿Qué tal fue trabajar otra vez con Jason Schwartzman (es Kirby), Bill Murray (Saul), Katheryn, y Patricia Arquette (Izzy)?
Mi manera de trabajar es crear un ambiente de afecto entre el director y el actor. Jason es mi primo; me gusta pasarla con él. Bill Murray improvisa muy bien; es sorprendente. Katheryne es súper talentosa, somos amigos, al igual que con Patricia; no podría decir más cosas que de verdad representen lo que significó para mí trabajar con ellos.
-Pensaría que visualmente, en la lente y el diseño de producción, hay gran influencia de Eleanor, tu mamá, como decoradora, al igual que de tu papá?
La película tiene un estilo visual muy particular, tiene ese toque de la ciudad de Los Ángeles en los años setenta. Es interesante que menciones a mi mamá; mucha gente no piensa en eso. Ha sido una gran influencia en mi trabajo. Es artista, fotógrafa; hay mucho de sus ideas en la cinta. Claro que también hay de mi papá. Siempre me habla de reinventarse, buscar colaboradores maravillosos y creer en ellos, y claro, tomar riesgos y ser persistente. Él tiene habilidades que trajo a mi cinta.
-¿Hay influencia de algún otro director?
Sí; hay muchas. Específicamente, en su construcción de historia, pensaría en Woody Allen; la película tiene mucho de su Annie Hall (de 1977). La idea fue utilizar la fantasía, imaginación, hacer que la gente viaje contigo sin necesidad de explicarles las cosas.
Es tan visual que en la oficina de Charles hay parte de un autobús (ahí tiene sus herramientas de trabajo); también conduce un vehículo con dos huevos estrellados pintados en una de las puertas, y tiene un sillón en forma de hot dog con pepinillos picados.
-Por cierto, ¿qué le dirías a la gente que opina tu película es como un capítulo de Two and a Half Men?
Si la gente decide ir a verla y disfrutarla, ¡adelante! Aprecio todo tipo de puntos de vista. Considero que es diferente, y si deciden verla, fantástico para mí. Es una historia de amor; de cuando una persona enamorada experimenta el rompimiento de su relación. En algún momento de la vida, todos hemos tenido que lidiar con una situación semejante. Habla de las “segundas oportunidades"; tienen que verla.