“El Pelón” Gomís es único, la gente lo odia o lo quiere, pero su presencia jamás pasa desapercibida.
Aunque Héctor Suárez Gomís es hijo de grandes figuras del espectáculo mexicano -Héctor Suárez y Pepita Gomís-, él ha construido su propio camino en el medio y hoy presume una carrera sólida como actor, comediante, conductor, escritor y conferencista mexicano.
Hace unos días, el actor fue el invitado especial en TVyNovelas el pódcast y habló como nunca de ese lado sensual y amoroso que nadie conoce, recordó uno de los pasajes más duros en su vida, como la muerte de su padre, y también de las situaciones con las que ha aprendido a vivir debido a su Asperger, que le fue diagnosticado en 2005, entre muchos otros temas.
¿Cómo viviste tu niñez siendo hijo de dos figuras tan importantes?
Cuando eres hijo de figuras así lo ves normal, no es algo que me haya sorprendido o impactado. La época que fue diferente fue en el 1986, 87 y 88, en esos años del programa ¿Qué nos pasa? mi papá salía a la calle y era un rockstar. De hecho, le mandó pedir a Everardo Mora, su caracterizador, que le hiciera un yeso en el brazo para no firmar autógrafos. En esa época no había celulares y no te pedían fotos, eran autógrafos, y mi papá sufría mucho en ese sentido.
Has abierto brecha en muchísimas cosas como en el stand up...
Sí, en el stand up me queda muy claro, soy el primero y le di chance a la gran mayoría de los que están con Comedy central.
También fuiste el primero en raparte cuando toda la gente le tenía pánico a perder el cabello...
Lo que pasa es que faltaban 15 años para hacer moda. Los injertos no estaban como están hoy y tuve la fortuna de llegar a Beverly Hills, a una clínica con un hombre honesto, y cuando vio que me estaba tomando fotos con su personal y con los de limpieza, me dijo: “¿Por qué todo el mundo viene a tomarse fotos contigo?”. Y le dije: “Soy un actor mexicano”. Entonces, me puso enfrente de una cámara, y lo que él me estaba tomando se transmitía a una computadora, y por medio de un programa me quitó el pelo. Entonces me dijo: “Ve la cabeza que tienes, las cejas, la barba…”. Me propuso raparme y le hice caso, me rapé a los 23 y nunca me imaginé que se iba a volver mi sello, porque todos los demás actores se pueden rapar, pero El Pelón soy yo, y punto.
Además, eres sexy…
Mira, nunca he estado en una revista de los más guapos, ni de los más sexys. Ningún productor ni ninguna productora de televisión de este país me considera así, sino estaría protagonizando muchísimas cosas. De hecho, soy de los actores que más trabajo le cuesta entrar a proyectos, si yo no me género trabajo, no tengo. La última serie que hice en México fue en 2017. Hace ocho años yo no trabajo aquí.
¿Por qué?
No sé… Soy increíblemente disciplinado y lo que me dice el director lo hago. O sea, nunca he dejado un llamado parado como varios (actores) que les siguen llamando y dando protagónicos. ¿Cuántas veces este Pablo ha dejado paradas las unidades de Televisa y le siguen llamando?
“SE DESVANECIÓ EN MIS MANOS”
Sin duda, uno de los momentos más difíciles fue la muerte de tu papá, ¿cómo fue?
Es el dolor más grande que he sentido. Era algo que estábamos esperando desde que él, el 4 de septiembre del 2015, me llamó por teléfono y me dijo: “Tengo cáncer”. Fueron 15 operaciones y durante toda la gira de Los locos Suárez tuvimos muchas pláticas muy profundas. Él me dijo: “El día que yo me vaya, voy a entrar en una meditación profunda, en un trance, y ahí me voy a quedar... Un día me habló a Miami y me dijo: “Ya no quiero medicinas, no quiero comer, diles a todos que no me estén chingand..., me quiero meter a la cama”, y yo entendí perfecto qué era lo que iba a hacer. En ese momento hablé a Telemundo y les dije que necesitaba un boleto de avión para México, era pandemia. Cuando llegué, el jueves 28 de mayo del 2020, mi papá ya estaba semiconsciente o semiinconsciente, y me quedé con él en su cama, lo tenía de la mano y le estaba platicando. De pronto se incorporó, despertó, me vio y le cambió la cara, y lo abracé. Le dije que no pasaba nada, que todo iba a estar bien y se desvaneció en mis manos, eso fue un viernes y murió el martes 2 de junio. Fue horrible.
¿Cómo era tu padre contigo?
Siempre fue amoroso, generoso... No había un día que no me dijera más de 20 veces te amo. Conmigo, fuerte, fuerte, se habrá enojado un par de veces en toda mi vida. Bueno, tres, si contamos el día que casi nos agarramos a madrazos y nos separamos tres años.
Cómo crees...
Sí, nos hicimos de palabras, no era una buena época de mi papá, se estaban divorciando de mi mamá y no estaba bien. Jimena acababa de nacer, tenía tres meses, pero cuando nos volvimos a ver fue como si no hubiera pasado nada, y de ahí hasta el día que se murió no volvimos a separarnos.
¿Cómo eres tú como papá?
Muy parecido a mi papá: amoroso, besucón, ¡supercursi! Todo el tiempo les estoy diciendo que los amo, me los como a besos. En la vida les he puesto, ni les voy a poner un dedo encima. Soy de mucha comunicación (...) Tengo un par de hijos muy chingones, empáticos y respetuosos; respetan a todos los seres vivos del planeta y la razón son sus mamás, ellas son la razón por la que yo siempre voy a tener unos hijos chingones.
¿Y en el amor, si te enamoras de verdad?
Sí, pero hace un chorro que no tengo una relación larga.
¿Qué falla?
Pues mi Asperger y mi manera de ser, que no me entienden (...). No me sé relacionar con el mundo, y si eso no lo entiende la persona que está junto a mí, desde ahí empezamos mal.
¿Te volverías a casar?
Nunca en la vida, jamás. Ni vivir con alguien, yo no nací para eso, no. No me gusta que haya gente en mi casa.
¿Y cómo te conquistan?
Si no hay cerebro, no hay manera, si hay cuerpazo puede ser un pisa y corre, pero no voy a salir con ella, para salir con alguien debe de tener muchas neuronas y vivas.
¿Cuándo te diagnosticaron el Asperger?
Fue en 2005, pero yo no abro la boca hasta 2014, la primera persona que lo supo fue mi hija Jimena, ella fue la que me convenció de hablar con los abuelos; ella muy linda, me dijo: “A mí me encanta tener un papá nerd y sabelotodo”.