La actriz María Elena Saldaña enfrenta un gran desafío al asumir el papel de la Dama del Lago en la puesta en escena Spamalot, en sustitución de la actriz y cantante Susana Zabaleta:
“Estoy muy agradecida con Alejandro Gou por esta gran oportunidad. Claro que Susana es una gran cantante de ópera, y por más que lo intente, es difícil igualarla. Pero, bendito sea Dios, he tenido experiencia en comedia musical y creo que no lo hago mal. Incluso trabajé con Susana; quizá lo que me inquieta es el poco tiempo de preparación, pero voy a entregar un gran papel”, aseguró.
A pesar del poco tiempo que tuvo antes del estreno, María Elena encontró motivación en las palabras de su hija Belén: “Tengo un mes para sacar esto adelante. Podría paralizarme, pensar que no es tiempo suficiente, que hace tiempo que no canto o que no hago teatro. Pero, mientras iba en el carro, nerviosa, mi hija me dijo: ‘Mamá, como tú me dijiste, no le tengas miedo al monstruo; a lo mejor no es grande’. Esa frase fue mi mejor lección”, señaló.
Tener una hija con necesidades especiales ha sido un reto para Saldaña, pero asegura que las enseñanzas de su padre la guiaron: “Uno siempre trata de ser el mejor padre, ya sea con un niño regular o con uno especial. Yo tuve la suerte de tener un papá que nunca hizo distinciones. Me decía: ‘Hazlo, tú eres la mayor; tienes que salir adelante. Si no alcanzas los trastes, usa un banco y lávalos’. Él siempre me empujaba a superarme, y eso es lo que transmito a mis hijos”, enfatizó.
Sobre la discriminación y el bullying, experiencias que ella y sus hijos han vivido, reflexionó: “Todos, en algún momento, enfrentamos barre-ras: por nuestra historia, economía, color de piel, estatura o incluso por la colonia donde vivimos. La clave está en ver el desafío y decir: ‘Por aquí no se puede, pero por acá sí’. Eso es lo que les enseño a mis hijos”, agregó.
EL RECUERDO DE BENITO CASTRO, SU “PAPIRINGO”
A casi dos años de su fallecimiento, María Elena recuerda con cariño a Benito Castro, quien fue un pilar en su vida y carrera: “Él fue una parte maravillosa de mi vida. Yo ya tenía una carrera, pero él la impulsó. Nos conocimos en El Tenorio, le caí bien y me invitó al programa de Paco Stanley. Ahí presenté a La Güereja y todo despegó. La vida quiso que formáramos esa mancuerna inolvidable. Hasta hoy, la gente me pregunta por mi “Papiringo”, y les digo que está en el cielo”.