Reina de la Música Popular en Colombia, ARELYS HENAO se abre camVino en México inspirada en VICENTE FERNÁNDEZ
TEXTO: ALEJANDRO SALAZAR HERNÁNDEZ FOTOS: HÉCTOR GARCÍA, JAVIER ARELLANO, IG ARELYS HENAO
Veintitrés años de carrera avalan en su natal Colombia el mote de La Reina de la Música Popular. En México, éste le sirvió de picaporte a Arelys Henao para que Vicente Fernández, su ídolo desde la infancia, le abriera las puertas del rancho Los 3 Potrillos, en Guadalajara, para grabar el álbum Mi historia, compendio de canciones con acompañamiento del Mariachi Vargas. De esta producción se desprende Dos cosas, tema que trae de nueva cuenta a nuestro país a la autora de más de 200 canciones y protagonista de una apasionante vida en la que lidio con la guerrilla y que en breve será plasmada en una bioserie musicalizada con sus propios éxitos, “historias de lo que vive una mujer común y corriente en América Latina”. De esto y más nos cuenta ella en entrevista. “VOLVÍ A NACER DESPUÉS DE PADECER CÁNCER” La canción Dos cosas habla de la relación con la mamá y los hijos, ¿tiene implicación personal? Sí, yo cuento con esos seres humanos a los que amo, por quienes me levanto a trabajar y me esfuerzo cada día. La letra de Martín Hortúa me atrapó porque invita a amar, a valorar, a respetar y dar las flores en vida. Si en algún momento pensáramos en la muerte, arreglaríamos los problemas con nuestros seres queridos y tendríamos todo más organizado. De hecho, quise actuar en el video del tema porque lo que ahí se narra yo lo viví hace cinco años que padecí cáncer. Cuando recibí la noticia dije: “¡Dios mío! ¿Cuánto me queda de vida?”. Ya luego pensé: “Si me voy, origanizaré todo”, y así lo hice. Eso hizo más vivido y sentido lo que dice la letra. ¿Qué tanto cambió tu vida después de superar el cáncer? Volví a nacer y valoré todo. Aprendí a darle gracias a Dios por todo, hasta cuando estoy cansada, porque tengo trabajo... Él me ha respaldado con una carrera muy linda, con un equipo de trabajo maravilloso, con una familia hermosa... En Colombia ya te preparan una bioserie, ¿fue fácil aceptar por lo que eso implica? No. Mi familia y yo lo pensamos mucho porque hay que contar intimidades; el 60 o 70 por ciento de las situaciones serán reales. Primero recibí una propuesta, pero me asusté; dije: “¡No estamos preparados para tomar esta decisión!”. Siete meses después llegó otra y mi familia dijo: “Sí, si hay una segunda propuesta es porque viene de Dios, vamos a aceptar”, y firmaron el contrato. Estamos emocionados y confiados de que, quien la vea y esté pasando por una situación difícil, dirá: “Si Arelys Henao pudo salir adelante, yo también puedo”. ¿Te gustaría ver reflejado ahí algo en especial? Contar la vida de una familia desplazada por la violencia en 70 capítulos es complicado. Mi dignidad es muy importante para mí, y eso lo he dejado muy claro a los escritores; soy una mujer íntegra. El empoderamiento de la mujer no puede faltar; necesito motivar a mis mujeres a sentirse lindas, a disfrutar el papel de mujer, a salir adelante, a trabajar, a estudiar, a esforzarnos a ser autosuficientes económicamente; cuando esto se logra, no hay pie al maltrato. ¿Quién quieres que te interprete? Danna García, gran actriz a quien siempre he admirado. Aunque ella es mucho más hermosa, tenemos rasgos parecidos, más cuando yo estaba jovencita.
“ME SALVÉ DE QUE LA GUERRILLA ME MATARA” De niña, la pobreza fue tu compañera permanente, ¿cuál fue la lección más dura que te dejó esta etapa y marcó tu vida? Fuimos 14 hermanos y seis murieron por falta de médicos en el pueblo y por las distancias tan largas que debían recorrerse para encontrar uno; mi padre tardaba un día caminando para ir por uno o el medicamento, y otro para regresar. Cuando esto ocurría, ya mis hermanitos habían muerto. Cierto, tuvimos una infancia sin comodidades, pero mi padre disfrazaba muy bonita la pobreza: si no había qué comer, nos decía: “¡Vamos a cazar!”, y nos llevaba al monte a matar algún animal para comer, o de pesca. También mi madre; cuando veía mi ropa rota, me decía: “Vamos a jugar a ponerle cuadritos de colores”, y me enseñó a remendar, pero luego salía al pueblo, veía que los demás no tenían cuadritos en su ropa y me percataba de la realidad. Pese a todo, nunca los vi tristes o llorando. No estudiaste de los cinco a los 10 años, ¿cómo lograste ponerte al corriente? Trabajé en el rancho ayudando a todos los quehaceres. Mi madre me enseñó a juntar las letras de los periódicos en que mi padre llevaba envuelta la panela (dulce típico de Colombia) del mercado, y a los ocho años aprendí a leer. Después estuve dos años con el anhelo de que llegaran los periódicos para descubrir el mundo que yo no conocía, porque no había televisión, radio, teléfono... Cuando llegué a la escuela me pasaron a cuarto e hice la primaria en dos años. Luego, un grupo armado nos quitó la finca, me querían reclutar y yo me escapé para Medellín. Ahí vendimos libros en la calle, muebles, trabajamos en muchas cosas y no pude terminar el bachillerato a falta de dinero. Aprender peluquería fue para mí una bendición, porque con eso dimos de comer a mis hermanos. Te negaste a formar parte de la guerrilla y huiste de tu casa so pena de que te mataran, ¿qué tan difícil fue lograr vivir tranquila sin delirio de persecución? Muy difícil, unos siete años sentí temor en todos lados; me tocó ver combates, muertos, secuestrados, jóvenes reclutadas... A una de mis mejores amigas la marcaron, la violaron y la obligaron a matar a 10 personas. Cuando me escapé se armó la guerra entre dos grupos armados, y en los siguientes tres meses mataron a 90 personas en un pueblo de Antioquia, muchos de ellos personas que me rodeaban. Los degollaban, los torturaban delante de sus madres. Fue una guerra impresionante que nos dejó marcados para toda la vida. “HACE 15 AÑOS ME QUEDÉ, LITERALMENTE, EN LA CALLE” Con tantas situaciones adversas que has vivido, ¿en algún momento pensaste en tirar la toalla? ¡En miles! Hubo uno hace 15 años en el que mi esposo y yo montamos una empresa, quebramos y sólo me quedé con una cajita en la que tenía los documentos para cancelar el negocio y una deuda por 50 mil dólares sin tener con qué pagar. Yo le dije: “Vete para la casa. Hasta aquí llegué. Déjame en la calle, no quiero nada”. Me sentí sin fuerzas. Entonces él me levantó en sus brazos y me dijo. “Nada se ha acabado. Todo está empezando. Si estamos unidos, somos más fuertes y vamos a ser capaces de todo”. Me tocó apagar el celular cuatro meses mientras veía cómo pagar las deudas, porque me estaban amenazando.
¿Cómo saliste del problema? Tenía sólo un master que había grabado con 18 canciones, pero no podía imprimir el disco. Se lo llevé a un amigo de una estación de radio y programó una canción llamada Señor prohibido, y fue un boom en todo Colombia. Gracias a la venta y a las regalías de ese tema logré pagar las deudas y salvar mi vida. ADMIRA DESDE NIÑA A CHENTE ¿Por qué Vicente Fernández es referente en tu carrera? Cuando yo vendía tamales en mi pueblo, mi mamá me daba unas monedas como aliciente. Entonces me iba a un lugar donde presentaban en Betamax sus películas El arracadas, La ley del monte... Sentadita en el piso lo admiraba y me parecía imposible conocerlo. Pero Dios me dio esa oportunidad y no sólo le abrí un concierto, sino que he estado sentada hablando con él en el estudio de su casa, escuchando sus anécdotas, sus consejos... Eso es lo más valioso.