Un hombre al norte de Bangladesh cuenta su terrible historia: sufre de Neurofibromatosis, lo cual podría costarle la vida
Esta es la terrible historia de un padre de tres que vive en Shajadpur, en el norte de Bangladesh. Lo que comenzó como una enfermedad de la piel se transformó rápidamente en una sentencia de muerte. Ahora, unos años después de vivir en un suplicio físico, el sujeto dice que la situación ha empeorado porque la gente de su localidad le tiene miedo por su cuerpo, el cual ya está cubierto de pies a cabeza con tumores. Además está a punto de perder la vista por lo mismo. El sujeto de 47 años dice que vive en constante dolor y que su cuerpo está “pesado”, lo que lo tiene día con día agobiado por la masa de los tumores.
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Su enfermedad lleva por nombre neurofibromatosis, la cual lo tiene viviendo una carrera contra el tiempo pues los doctores que llevan su caso han programado una cirugía para eliminar los tumores de su rostro y salvar su vista. Sin la operación, Shadot podría perder permanentemente su visión.
“Es muy difícil vivir con un dolor como este. También sufro mucho de picazón en el cuerpo y el cuello. Mi cuerpo se siente pesado. Si como cualquier cosa dura, me duele el cuello, así que como arroz”.
Lo más triste es que su apariencia extrema significa que incluso su propio hijo de 12 años, Abdullah Hossain, evite a toda costa acercarse o mirar a su padre. Los comentarios de los transeúntes han dejado marcado tanto a Shadot como el mismo dolor físico que soporta a diario. “En el momento en que alguien me ve, tratan de alejarse de mí. Los niños cuando me ven, simplemente enloquecen y empiezan a correr. Me tienen miedo. No puedo salir de casa porque los niños me tienen miedo. Me llaman “monstruo”. No siempre estaba en esta condición. Yo era guapo en mi juventud. Hoy en día Abdullah no me habla, entiendo por qué se siente así, no puedo hacer nada por mi hijo o mi familia”, dijo.
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Por otro lado, su esposa vive la misma marginación social de su marido enfermo: “Es difícil y tengo que aceptar este hecho. He conseguido casar a mis dos hijas pero debido a nuestra crisis financiera no puedo enviar a mi hijo a la escuela. Ruego a Dios que cure a mi esposo para que no tenga que vivir el resto de mi vida como viuda. No hay paz en nuestras vidas”.
Pero no todo está perdido para este hombre y su familia. Aún hay una esperanza: gracias a los esfuerzos de Mahoma, Shadot irá al Instituto Nacional de Neurociencias y Hospital en Dhaka para un diagnóstico completo y tratamiento potencial. Esto podría salvarle no sólo la vista, sino la oportunidad de tener una vida común y corriente y poder abrazar a su esposa e hijos una vez más.
INFORMACIÓN & FOTOS: DAILY MIRROR.
TEXTO: ALONSO NORIEGA F.
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